Solventado el encallar
La mayor parte de las personas que
acuden a la consulta de un psicólogo
clínico han intentado con sus propios medios solucionar su problema, sin
embargo en algunos casos la solución acaba agudizando el problema o bien la
solución empleada se constituye ella misma en una nueva dificultad. Es aquí
precisamente donde la profesionalidad del clínico debe de hilar lo suficientemente fino para así desenredar
al paciente de la hiperreflexión y el
atascamiento donde se encuentra,
sacarlo del atolladero y llevarlo terapéuticamente hablando hacia la vida y no hacia una lucha contra los
síntomas o una evitación de los
mismos. Así si una persona sufre de ansiedad
social probablemente está tan excesivamente pendiente (auto-observándose )
y pegada a sus manifestaciones somáticas- taquicardias, sudoración, temblores,
en definitiva activación del sistema nervioso autónomo, que ante un encuentro
social al considerar que no puede soportar lo que está sintiendo evitará los
próximos encuentros sociales, con lo cual la propia evitación refuerza la ansiedad social, limitando la
vida de la persona y aunque momentáneamente esté mejor, al no sufrir los
molestos síntomas de la ansiedad, se sentirá peor por no poder disfrutar de una
vida social activa y deseada.
El paciente desea relacionarse, pero a la vez teme las relaciones personales por que ya anticipa el angustiarse, así los síntomas producen la fobia
y la fobia fija los síntomas con lo cuál el circulo vicioso se crea, pero ¿ cómo es posible salir de aquí ?, un
método o técnica realmente eficiente es la intención
paradójica que desarrolló el psiquiatra Victor E. Frankl este método establece el enfrentarse totalmente a
lo temido ir en su búsqueda, así en el
próximo encuentro social desearé y provocaré a voluntad el ponerme nervioso,
con lo cuál si el paciente reúne la fuerza necesaria para desear algo tan
temido en principio ( y es ahí donde la pericia del profesional consiste en
explicar cómo funciona la ansiedad y a la vez movilizar al paciente para que se
exponga a lo temido ) ocurrirá que precisamente no sucederá el ponerme
nervioso, puesto que el temor y el deseo se neutralizan mutuamente por inhibición recíproca ya que es
imposible desear algo y a la vez temerlo de ahí la intención paradójica que
paraliza la angustia ante la expectativa y por lo tanto los síntomas dejan de
presentarse, a partir de entonces se ha conseguido romper el pernicioso circulo
vicioso donde se encontraba el paciente, como el síntoma no se presenta, el
paciente se muestra más seguro y no espera que nada malo le vaya a ocurrir, así
deja de evitar la situación y comienza una nueva etapa en su vida libre del
problema.
El
arte de aplicar esta técnica tan desconcertantemente sencilla como efectiva es
muy importante puesto que hay que encontrar fórmulas paradójicas correctas para
cada paciente en particular necesitando mucho tacto. Con anterioridad a la
propia aplicación de la técnica es
absolutamente necesario el conseguir que se cree una buena relación terapéutica de confianza,
empatía y colaboración como sostiene
el psicólogo Irvin Yalom púes esta
es la base óptima desde la cuál se genera todo verdadero cambió de conducta y superación
de los problemas psicológicos.
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