Surfeando la memoria
Una de las quejas que oigo
con más frecuencia es: “cada vez tengo menos memoria”, y es normal que esto
suceda, ahora ya nadie memoriza un simple número de teléfono, y si en una
sencilla conversación uno no se acuerda con exactitud del título de un autor,
una película u otro dato, rápidamente acude a Google.
La memoria de un tiempo a esta parte ha sido
denostada por considerarla una capacidad innecesaria ya que parece que todo lo
encontramos a golpe de click, y entonces para qué recordarlo, pero además el
hecho de estar hiperestimulados no facilita que la memoria realice su trabajo.
Se sabe que las series y los libros que se devoran de un tirón se olvidan más fácilmente
porque no se hace trabajar la memoria de recuperación.
La clave de la consolidación de la memoria es la
atención, y si no hay atención tampoco existe la concentración – también a
muchas personas les cuesta concentrase- . Así pues, a mayor agudeza de la
atención, más nítida será la memoria. Para que un recuerdo se pueda conservar,
la información de entrada debe transformarse a fondo, profundamente.
Cuanto más usemos la Web más entrenamos a nuestro
cerebro para distraerse, para procesar la información muy rápidamente y de
manera muy eficaz, pero sin atención sostenida. El ensayista Nicholas Carr en
su libro ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mente? Superficiales, afirma que:
“A medida que el uso de la Web dificulta el almacenamiento de nuestra memoria
biológica, nos vemos obligados a depender cada vez más de la memoria artificial
de la Red, con gran capacidad y fácil de buscar, pero que nos vuelve más
superficiales como pensadores.” Por lo tanto, si no recordamos el título de un
libro, o un autor por poner un ejemplo, quizás sería conveniente algo tan
sencillo y a la vez tan perdido como esperar- algo verdaderamente difícil para
muchas personas- que nuestra memoria trabaje, darle su debido tiempo e incluso
percibir el fenómeno de la punta de la lengua, para llegar por nuestros propios
medios a esa información, y evidentemente sino conseguimos recordar acudir a
consultarlo, pero no hacerlo de mano. En
definitiva, recuperar un hábito sano y muy humano y no caer en volvernos cada
vez más máquinas.