El
picoteo del ocio
Cuando nuestras aficiones
son variadas, podemos pasar de una a
otra actividad disfrutando y experimentando, pero al mismo tiempo acostumbra a
suceder que en el ocio al ir de acá para allá sin llegar a profundizar nos quedamos meramente en la superficie, sin
llegar a dominar y por lo tanto disfrutar plenamente de la actividad, sea esta
un sencillo curso de cocina o la talla de la madera por poner algún ejemplo, y
por lo tanto es fácil perder el interés. Así pues, si el interés es la emoción
positiva que se experimente con mayor frecuencia, este es el motivador más
importante de muchas acciones y nos guía tanto en la percepción como en la
atención. El interés está presente en la conciencia ordinaria la mayor parte
del tiempo y el cambio y la novedad son las claves determinantes del interés.
Sin embargo, a pesar de que hoy
en día es fácil acudir a cursos muy variados y además abunda la novedad de
actividades, ( véase sino las diversas actividades que ofrecen los centros
deportivos o gimnasios ), a menudo sucede el abandono de las mismas, o el
cambiar permanentemente de actividad sin que ninguna nos llegue a apasionar
verdaderamente. Quizá la elección no ha sido acertada; pero a menudo es más frecuente el
que no le dediquemos el tiempo necesario para ver resultados, ni tengamos la
paciencia que esa afición requiere, y no digamos si deseamos apasionarnos por
algo- y que sería del hombre sin pasiones, nada o casi nada- pues resulta que
toda afición posee su propio vocabulario, su lado sensual (olores, sabores y
sensaciones ) y su dimensión intelectual y emocional como muy bien señala el
escritor Harry Eyres en su acertado libro Carpe Diem. Lecciones de vida con
Horacio.
Si solamente nos dejamos
guiar por la novedad de la actividad, es probable que pronto perdamos el
interés, en cambio si definimos qué queremos y como, al definir este valor
clarificamos hasta dónde podemos y queremos llegar. Por ejemplo, hay que saber
esperar a que la temperatura del agua llegue a los cien grados para que hierva
y deje de ser agua, así mismo tenemos que pasar por cierto tiempo de práctica
constante para que se produzca un cambio cualitativo, por lo tanto el punto
crítico siempre llega pero sólo quien es lo suficientemente paciente y
constante lo alcanza, el problema reside en que muchas personas abandonan antes
de alcanzarlo y repiten en otra actividad quejándose con bastante frecuencia de
que su ocio “ no les llena”. Así pues, la paciencia y la constancia son
esenciales para poder conseguir algo realmente importante en cualquier campo,
sin embargo en una sociedad tan excesivamente apegada a la inmediatez y a la
novedad y permanentemente retroalimentada por la tecnología y los medios de
comunicación difícilmente fomentará estos valores.
Es que nos hemos acostumbrado tanto a lo rápido que no somos capaces de perseverar en nada, me incluyo, he abandonado tantas cosas que solo me he llenado de insatisfacción.
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