La masculinidad robada
La
gran mayoría de madres que acuden con sus hijos ( sean estos niños, preadolescentes o adolescentes) al psicólogo se muestran preocupadas por los comportamientos de los mismos y sus
actitudes. Sin embargo, el problema se
encuentra muchas veces en las propias madres que pasan la mayor parte del
tiempo con los chicos, y muchas de las cuales apenas tienen una vaga noción de
lo que significa ser niño, de cómo piensan, sienten o se comportan. Esto ocurre
en parte por que muchas mujeres han crecido sin hermanos y se sienten abrumadas
por el comportamiento de los niños, pero también por no comprender su
introspección, las actitudes desafiantes, la pasión por el riesgo y su
impulsividad, así se les exige que expresen las emociones como sus hermanas,
que sean tranquilos como ellas, en definitiva se desea de forma consciente o
no, su feminización.
Así
pues, la estabilidad emocional de algunos niños se ve afectada por el intento
de actuar como lo hace el sexo opuesto.
Esta es una consecuencia de la ideología de género donde las
características netamente masculinas resultan, si no rechazadas, por lo menos
sospechosas. La falta de una identidad masculina les hace tener poca confianza
en sí mismos, así como una autoestima disminuida que los conduce a sentirse
frustrados y confusos.
En
relación con las niñas se está muy pendientes de los fallos del sistema
educativo, del acoso en las escuelas, la falta de estimulacion por parte de los
padres, de los roles y estereotipos que la sociedad impone, pero en el caso de
los niños, se les echa la culpa a ellos de su fracaso, no a las circunstancias,
al modelo educativo o la sociedad en general.
El
problema de querer implantar en las escuelas el “ideal femenino” es que la
mayor parte de los niños no les va bien por que tienen una forma diferente de
aprender, otros ritmos de maduración y otra manera de comportarse y en este
ambiente los niños son incomprendidos y minusvalorados además de ser incapaces
de desarrollarse tanto en lo académico como en lo personal.
En
la pubertad rara vez el niño expresa tristeza, ansiedad o miedo, sino que se
mostrará enfadado, agresivo e introspectivo. Ante esta circunstancia los
adultos sólo logran llegar a ver a un adolescente que se muestra impertinente y
fanfarrón, cuando en realidad en su mundo interno está lleno de miedos,
inseguridades y dudas. Esto demuestra una vez más que durante generaciones se
ha educado la inteligencia de los niños pero no sus emociones ni su
afectividad, por lo tanto para que un niño exprese sus emociones y comparta sus
sentimientos es imprescindible poder hacerlo sin criticarlo, sin reírse de él o
regañarlo por lo que siente, y por lo tanto en un ambiente en el
que se sienta emocionalmente seguro. Si se le escucha con seriedad, se habrá
conseguido un primer paso importante y necesario.
Puede que no se trate de que el modelo femenino se imponga como una ideología-moda, sino de que la conciencia colectiva se ha decantado por esa dirección. A través de un caudal inmenso de tiempo y conciencia hemos decidido desembocar en unos seres humanos más dialogantes y menos violentos; más reflexivos, menos impulsivos; más cariñosos, afectivos, compasivos, menos crueles, agresivos; más cooperadores, menos conquistadores.
ResponderEliminarIra, agresividad, impulsividad, actitudes desafiantes, son algunas de la cualidades con las que has pintado al adolescente masculino ¿queremos eso? Creo que reprimimos estas cosas, no porque sean masculinas, sino porque son las peores características, ésas de las que La Tribu ha decidido prescindir.
Un beso, Edu y enhorabuena por el blog.
Muchas gracias por tu participación en el blog, se agradece.
ResponderEliminarSin embargo, hay determinadas características de la Tribu que si se tachan o se censura pueden provocar en el género masculino problemas.
Un abrazo, Edu
Hay que reconocer que llevamos una serie de características genéticas impresas que son las que nos han hecho llegar hasta aquí, pero en este momento y por lo que sea, comodidad de los profesores en las aulas, de los padres, el tipo de vida que llevamos, etc... hacen que tengamos que atenernos a otros modelos de comportamiento y puede que eso coarte a algunos niños y niñas también. Pero no creo que sea un modelo de feminidad o masculinidad, sino mas bien de uniformidad.
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