El papel lo soporta todo
Cuando comenzamos el año la lista de buenos propósitos
se agranda, y sin embargo, con el paso de los meses o solamente el de las
semanas, comprobamos que aquello cayó en el olvido, o más bien, se ve lo lejano
que estamos de alcanzarlo. ¿Qué es lo que ocurrió por el camino? A veces,
simplemente no somos realista con lo que nos proponemos, otras más bien son
meras ensoñaciones, pero salvando esto, también sucede que nos fijamos
objetivos que más bien son similares a los de los familiares o amigos o los del
grupo de iguales, pero en realidad no están en plena sintonia con nuestros
auténticos propósitos, en una palabra, que no estamos siendo fieles a nuestros
gustos, así hay quien se propone aprender inglés por que es lo que toca un año
más, sin embargo detrás de esto no pretende viajar al extranjero para
practicarlo, sino una vez más alcanzar algo que ya lo intentó tantas veces que
mejor haría con abandonarlo y fijarse un propósito más acorde con sus verdaderos
deseos. Y es aquí donde radica el verdadero problema, que a veces simplemente
no sabemos clarificar que quiero y cómo lo quiero, así si conseguimos definir
un objetivo o valor a conseguir, será más fácil el ir progresivamente en dicha
dirección, por ejemplo si deseo viajar
al extranjero y me marco una fecha para viajar, es probable que mis
esfuerzos para aprender inglés cuenten con la motivación suficiente como para
solventar las dificultades y contingencias que en dicho aprendizaje se
presenten. Por tanto, el marcase nuevos propósitos a mi modo de entender
debería tener un componente de disfrute y nuevo aprendizaje que me resulte
interesante y que no favorezca el abandonar a la primera de cambio.
Algunas veces ocurre que el aprendizaje de una nueva actividad
incluye un cambio en el estilo de vida, y que a su vez me pone en contacto con
nuevas contingencias que propicia el descubrir ciertas actividades que en un
principio pensaba que no me podían gustar, o bien por la edad o por que no me
veía capaz de hacerlo, como sucede
cuando se comienza a practicar un deporte y de ahí abandonar el hábito de fumar
y salir con las amistades que realizó en el deporte que ahora practica. Esto es
interesante señalarlo, ya que muchas veces detrás de esa lista de buenos propósitos
anuales lo que realmente se pretende es, nada más y nada menos que cambiar de
estilo de vida, y a veces es tan sencillo como empezar por preguntarse lo que
quiero. Y si no, averiguarlo.
Estás dando justo donde duele, Eduardo. La cuestión es: cuando uno proyecta, se propone algo, lo que sea, lo hace conforme a un modelo ideal que hay que ir concretando mediante la acción. Pero ese modelo, ¿de dónde viene?, ¿conforme a qué parámetros?, ¿está fuera o dentro de nosotros?, ¿fuera o dentro de mi? ¿o fuera y dentro al mismo tiempo? En esa necesidad de averiguarlo con la que concluyes tu entrada reside el mayor misterio de la vida. Ahora solo hace falta que nos vayas dando las pistas...
ResponderEliminarUn abrazo.