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Va siendo hora que los
ciudadanos de Oviedo empiecen a recaudar dinero para erigir una escultura al
personaje de la calle Manolín el gitano, sí, ese que todos conocemos y que
además no hace mucho tiempo en las redes sociales lo habían matado, pero mira
tú por donde estaba vivo y bien vivo, aunque eso sí reapareció con más vendas y
cojeras; sin embargo el verbo, su verbo, seguía igual de ágil pues cuando te
pide y no les das nada la rapidez de sus insultos y tacos semeja la
metralladora de Chuck Norris. Pues bien, habrá que empezar a dividir los
dineros para la escultura de Manolín y claro está para la de Rufo, el perro que
fue vagabundo cuando a los perros se les permitía ser vagabundos, allá por los años
80 creo recordar. A Rufo todo el mundo le daba algo de comer, así que estaba
gordo y perezoso, pero la verdad que era un cruce de can de lo más cariñoso y
buscador de caricias, todo hay que decirlo, llegó incluso a tener un compañero
de andanzas Rufo II (por supuesto ) y estaba donde había gente, si era de noche
estaba en el antiguo, y por el día sus paseos eran por el centro, y así sin
meterse con nadie ni con nada, transcurrió su existencia perruna. Ahora que se
pretende recaudar dinero para realizárle una escultura a Rufo habrá que pensar,
y bien, donde se podrá ubicar pues opino que de esculturas ya estamos un poco
sobrados y tampoco es para ir por la calle esquivando esculturas a todo trapo.
También hay que empezara a sopesar la posibilidad- y ojala que se convierta en
una realidad- de que los pobres gatos de la pista finlandesa-la ultima vez que
anduve por allí llegué a contar 14, así que ahora habrá 17- puedan beneficiarse
de una esculturas o mejor dicho una placa conmemorativa de que son gatos con pleno
derecho de serlo y además pertenecientes a Oviedo. Pues bien, propongo una
plataforma reivindicando que a los gatos de la pista finlandesa se los tenga en
cuenta que para eso son gatos.
Esos son los personajes importantes de una ciudad, los que conforman la memoria y el paisaje emocional de los lugares. Yo también apoyo lo de la placa conmemorativa de los gatos, perros y demás fauna urbana, pero ya puestos ¡una para cada uno, qué coño!
ResponderEliminarUn abrazo.
Me sumo a vuestras mociones, pero darles algo de comer tampoco estaría mal.
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