Un peli de terror
El pasado mes de noviembre asistí a la
proyección de la película Tiempos Modernos (
1.936) de Charles Chaplin con la banda sonora interpretada por la
Orquesta Filarmonía de Oviedo. La experiencia resultó inolvidable.
El argumento impregnado de un humor clapliniano, consiste en que el
personaje interpretado por el genial Chaplin se encuentra extenuado por el frenético
ritmo de trabajo de una cadena de montaje, donde realiza su labor de obrero
metalúrgico, apretando tuercas hasta que acaba perdiendo la razón. Después de
recuperarse en un hospital, al salir es encarcelado por participar en una
manifestación en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin
pretenderlo ayuda a controlar un motín, gracias a lo cuál queda en libertad y
una vez fuera reemprende la lucha por la supervivencia en compañía de una pobre
joven huérfana a la que conoce en la calle. La acción se desarrolla en la
depresión de 1.929.
No conozco ninguna película que refleje de forma tan
fidedigna el sistema taylorista de trabajo. En el célebre tratado de Taylor
de 1.911 Los principios de la administración científica, el propio
Taylor contrató a un grupo de obreros de
la fábrica, los puso a trabajar en varias máquinas metalúrgicas y registró cada
uno de sus movimientos. Al dividir cada tarea en una secuencia de pasos creó un
conjunto de instrucciones- lo que hoy llamaríamos algoritmo- para optimizar la forma en que cada obrero debía
desempeñar su trabajo.
Se buscaba la máxima velocidad, la máxima eficiencia y el
máximo rendimiento, lo que se llamaba el taylorismo.
Ahora
gracias al poder que ejercen los ingenieros informáticos y lo programadores de
software sobre nuestras vidas intelectuales y sociales, la ética de Taylor más
de cien años después sigue vigente, con la particularidad que su ámbito de
reinado es sobre nuestras mentes.
Internet es una máquina diseñada para la recogida,
transmisión y manipulación eficiente y automatizada de información. El objetivo
es sacar los usuarios muy rápidamente ( un Chaplin actual haría clic
continuamente ). Todas las decisiones de diseño se basan en esta estrategia.
Los
beneficios de Google están ligados directamente a la velocidad con que las
personas consumen información, como afirma Nicholas Carr en su excelente libro ¿ Qué
está haciendo Internet con nuestras mentes ? Superficiales .
Cada clic que hacemos
en la Web marca un descanso en nuestra concentración,
una interrupción de arriba abajo en nuestra atención y redunda en el interés económico de Google. Lo último que la empresa quiere es fomentar
la lectura pausada, o lenta, el pensamiento
concentrado. Google se dedica literalmente a convertir nuestra distracción
en dinero. Y sin embargo una de las mayores quejas que hay desde los sectores
de la educación y desde las consultas de psicología tanto en niños como
adolescentes es las dificultades de concentración que existen. Incluso desde la
más tierna infancia la publicidad insiste machaconamente en la fantásticas
tablets para niños que todavía no hablan. La perversión del sistema llega hasta
estos extremos. En vez de tocar, manipular y palpar directamente los objetos,
se opta por que los vea y los manipule a través de una pantalla. La
taylorización comienza ya en los primeros años del desarrollo infantil.
La tecnología ha conseguido algo insólito en la historia de
la humanidad, que los niños jueguen sin que participe su cuerpo.
Es
la última vuelta de tuerca de una cultura que hace tiempo escindió el alma del
cuerpo, el cuerpo de la mente, el espíritu de la materia y la humanidad de la
naturaleza y sus leyes.
Por
lo menos en la película de Chaplin se engrasaba y estaba sucio de pies a
cabeza, además de conocer la cárcel, el hospital, el vagabundeo y los márgenes
de la sociedad. Si hoy, ochenta años después, se hiciera una película similar
de los tiempos que vivimos, sería muy difícil que fuese de humor, más bien pertenecería
al género de terror de serie B.
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