lunes, 30 de agosto de 2010

El desnorte de lo digital

La noticia de que un colegio elimina los libros de texto en papel por primera vez en Asturias siendo sustituidos por una plataforma digital significa el avance imparable e irreversible hacia el mundo digital en la educación. El que los alumnos no utilicen libros de texto, no tomen apuntes y que una empresa se encargue de la actualización de los contenidos posee muchas más implicaciones de las que simplemente cabe suponer. En el manejo de cualquier tipo de tecnología como el ordenador es importante comprender que tan sólo es una herramienta más y no un juguete, y que se debe usar con sentido crítico. Hace tiempo que en los colegios se prima en exceso el tiempo que los niños pasan en la sala de ordenadores y que ellos ven como ir a pasarlo bien. Esta noticia ahonda en esa dirección, sin embargo las consecuencias son múltiples.
La lectura y en general el empleo de códigos alfabéticos, favorece la formación y el uso de la inteligencia secuencial, el desarrollo de un estilo cognoscitivo más asbtracto y el uso de conceptos; sin embargo la televisión, el uso del vídeo y ordenador (aunque se lea en el mismo) donde predomina la imagen (algo concreto) favorece un tipo de inteligencia simúltánea y ésta se caracteriza por la capacidad de tratar al mismo tiempo diferentes informaciones, pero sin que sea posible establecer entre ellas un orden, una sucesión y por tanto una jerarquía. Así pues el lenguaje y la escritura favorecen la inteligencia secuencial, en cambio, la actividad de mirar imágenes tiene que ver con la inteligencia simultánea como sostiene el lingüista Raffaele Simone en el libro La tercera fase. Formas de pensar que estamos perdiendo. Esto significa que este cambio genera una profunda transformación cultural. El filósofo Karl Popper en 1.995 ya observó que lo visual y la visión se han convertido realmente en "ladrones del tiempo", pues han robado atención y esfuerzo a otras formas de adquisición del conocimiento. Pero también es que quizá para la formación del ciudadano del futuro sea más interesante ir formando niños que están inmersos en la imagen y lo concreto, en el universo tecnologizado y no en la abstración y lo conceptual, lo más genuino del hombre.

miércoles, 18 de agosto de 2010

La noticia del pasado mes de julio en la cual cuatro jóvenes de entre 17 y 21 años, de clase alta y acomodada, eran detenidos por robar en chalés de Madrid para probar qué se experimentaba durante el robo y que los periódicos titularon como ladrones del subidón, es un fiel reflejo de los tiempos que corren.
Por un lado está el exceso de tiempo libre del que dispone la juventud y que a veces lleva a caer en el aburrimiento, pero también está el hecho en sí de que ciertas conductas no van a ser excesivamente castigadas sino que más bien serán los padres de estos hijos mimados los que paguen los daños. Es habitual que la juventud busque experimentar nuevas sensaciones y tener experiencias diferentes; pero también ciertos comportamientos muestran que los mecanismos de los que dispone esta sociedad para corregirlos son deficitarios y no son válidos. Extrapolando estas conductas antisociales al terreno de la educación es bastante habitual el que a un profesor lo amenace un alumno con pincharle el coche o con rayárselo; ante tal hecho parece que nuevamente son los padres los que reparan el daño pero además del castigo que deberían tener los alumnos o los jóvenes anteriormente citados cabría preguntarse el cómo se ha llegado hasta estas situaciones que para mí son aberrantes.
Hoy en día la permisividad es excesiva y además si se emplean términos como castigos, disciplina, etc... uno puede ser tachado de ser intransigente o reaccionario, sin embargo estamos continuamente viendo las consecuencias, y es que los comportamientos son aprendidos no solo por los modelos a los que continuamente están siendo expuestos desde niños, sino por las consecuencias que se derivan de los mismos; y si mis padres responden de mis actos más bien estoy aprendiendo a ser un irresponsable y a facilitar que la próxima gamberrada sea de mayor calibre puesto que siempre va a existir un adulto que responda por mí. La propia sociedad crea sus mostruos y esto nos hace ver que el mal no está tanto en supuestos desajustes bioquímicos sino en la escasez de valores y de normas.
El propio escritor Antony Burguess ya señaló en la novela La naranja mecánica (1.962) posteriormente llevada al cine por Stanley Kubrick, los peligros de una sociedad futura donde la violencia y una sociedad deshumanizada hacen que una pandilla de jóvenes aburridos den rienda suelta a todo tipo de conductas violentas.