lunes, 16 de diciembre de 2013

               En dirección al precipicio


Los hábitos van cambiando o variando a medida que cambian los tiempos, y así parece que sucede con el fumar que ahora lo pretenden hacer electrónico. Las tiendas específicas –pues sólo vende eso- que ofrecen el producto sólo venden ese cigarrillo electrónico recargable y que con tu flamante cargador recargas en casa. Toda una maravilla.
Quizá queda demasiado lejana para algunos la imagen de las películas del oeste, donde ciertos personajes mascaban tabaco en un acto de una fisicidad realmente propia de la rudeza y dureza de aquel mundo, así como el encender un puro en una ocasión especial y fumárselo con la lentitud que se merece ese placer y ese momento.
Existía y existe un planta, y sus productos eran los que se aspiraban y se exhalaban, existía un proceso de combustión, el fuego, que siempre acompañó al hombre y lo convirtió en parte de lo que somos y además lo portaba en la boca, se olía, se saboreaba, se tocaba un vegetal -no perdamos esto de vista- además de compartirse y crear cierto compañerismo o camaradería entre los que compartían el hábito de fumar pues siempre había alguien sin tabaco o sin encendedor, así como el que siempre tenía unas cerillas a mano, formaban parte de las paradas en el trabajo; incluso cabe señalar que el estanco no sólo ofrece tabaco.Resulta prácticamente imposible concebir el mundo moderno sin el tabaco, sería como imaginar el siglo XXI sin teléfonos móviles; sin embargo despegándonos más y más de la tierra y sus productos y a fuerza de multinacionales, modas y snobismos cada vez más absurdos,  nos encontramos con esta situación que a mi me resulta cuanto menos curiosa, pues cada vez más personas abandonan el hábito de fumar tabaco, pero a la vez se las pretende que fumen electrónicamente hablando. Quizá lo que se prende es que cada uno tenga su cigarrillo electrónico, y su cargado electrónico, es decir hacia la dirección de la atomización de todo y con todo.

Llevar en la boca algo electrónico es un paso más en la dirección que vamos y que pretenden, así como darse un paseo por el campo y coger una hierba y llevarla en la boca saboreando su frescor es ir en otra dirección. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

                        El picoteo del ocio


Cuando nuestras aficiones son variadas, podemos pasar de  una a otra actividad disfrutando y experimentando, pero al mismo tiempo acostumbra a suceder que en el ocio al ir de acá para allá sin llegar a profundizar  nos quedamos meramente en la superficie, sin llegar a dominar y por lo tanto disfrutar plenamente de la actividad, sea esta un sencillo curso de cocina o la talla de la madera por poner algún ejemplo, y por lo tanto es fácil perder el interés. Así pues, si el interés es la emoción positiva que se experimente con mayor frecuencia, este es el motivador más importante de muchas acciones y nos guía tanto en la percepción como en la atención. El interés está presente en la conciencia ordinaria la mayor parte del tiempo y el cambio y la novedad son las claves determinantes del interés.
Sin embargo, a pesar de que hoy en día es fácil acudir a cursos muy variados y además abunda la novedad de actividades, ( véase sino las diversas actividades que ofrecen los centros deportivos o gimnasios ), a menudo sucede el abandono de las mismas, o el cambiar permanentemente de actividad sin que ninguna nos llegue a apasionar verdaderamente. Quizá la elección no ha sido  acertada; pero a menudo es más frecuente el que no le dediquemos el tiempo necesario para ver resultados, ni tengamos la paciencia que esa afición requiere, y no digamos si deseamos apasionarnos por algo- y que sería del hombre sin pasiones, nada o casi nada- pues resulta que toda afición posee su propio vocabulario, su lado sensual (olores, sabores y sensaciones ) y su dimensión intelectual y emocional como muy bien señala el escritor Harry Eyres en su acertado libro Carpe Diem. Lecciones de vida con Horacio.
Si solamente nos dejamos guiar por la novedad de la actividad, es probable que pronto perdamos el interés, en cambio si definimos qué queremos y como, al definir este valor clarificamos hasta dónde podemos y queremos llegar. Por ejemplo, hay que saber esperar a que la temperatura del agua llegue a los cien grados para que hierva y deje de ser agua, así mismo tenemos que pasar por cierto tiempo de práctica constante para que se produzca un cambio cualitativo, por lo tanto el punto crítico siempre llega pero sólo quien es lo suficientemente paciente y constante lo alcanza, el problema reside en que muchas personas abandonan antes de alcanzarlo y repiten en otra actividad quejándose con bastante frecuencia de que su ocio “ no les llena”. Así pues, la paciencia y la constancia son esenciales para poder conseguir algo realmente importante en cualquier campo, sin embargo en una sociedad tan excesivamente apegada a la inmediatez y a la novedad y permanentemente retroalimentada por la tecnología y los medios de comunicación difícilmente fomentará estos valores.


lunes, 21 de octubre de 2013

                    Retornando a la espontaneidad


El niño juega sin preguntarse por qué juega, pero una vez que nos convertimos en adultos nuestra tendencia es volvernos más serios y prácticos. Sin embargo, seguimos conviviendo con el niño que en un determinado momento evolutivo fuimos. Tanto es así, que las personas que se recuperan de un trastorno psicológico habitualmente comentan que juegan más, desdramatizan determinadas situaciones de su vida y que incluso juegan más con sus mascotas. C. G. Jüng consideraba que era necesario y beneficioso el escuchar al niño que todos llevamos dentro, dejar que aflore y se manifieste. Que sería de nosotros sin las bromas y los chistes habituales de los amigos, sin percibir la parte simpática del comportamiento humano.
Los neurocientíficos afirman que divertirse, jugar, reírse, alegrarse en fin disfrutar, eleva determinados neurotransmisores y probablemente baje otros, como si se subiera el colesterol benigno y bajase el perjudicial, pero considero que no son necesarios estos estudios para demostrar algo absolutamente obvio, como esos estudios que muestran que la dieta mediterránea es beneficiosa para la salud; y yo me pregunto no será que más bien el estilo de vida mediterráneo de parase a comer juntos ,compartiendo un momento agradable, charlando y riendo, en fin disfrutando con una buena sobremesa son los verdaderos ingredientes necesarios para una buena salud tanto física como mental. Y a la inversa, por muy saludable que sea la comida, si se comparte con quien no se debe, probablemente seamos incapaces incluso de esbozar una leve sonrisa o de hacer bien la digestión.

Cuando el adulto se vuelve excesivamente serio en todas sus rutinas diarias y abandona el lado lúdico de la vida es más probable que sus cotas de sufrimiento estén garantizadas, por contraste ahí están  la abundancia de programas de juegos, dibujos animados de humor para adultos, que abundan en los canales televisivos, incluso en el inconsciente colectivo de las diferentes generaciones se recuerda a que se jugaba en el colegio o en el verano. Si en un momento de nuestro ciclo vital nos ayudó a desarrollarnos, conocernos, compartir y reír, una vez adultos seguimos apasionándonos por jugar por jugar, pues cuando no somos conscientes del paso del tiempo y estamos concentrados en una actividad fluyendo con ella, entonces sólo entonces volvemos a ser como niños. 

lunes, 30 de septiembre de 2013

                       Los rincones del sufrimiento



Muchos trastornos psicológicos pasan completamente desapercibidos por parte de la población en general debido al desconocimiento de los mismos, o bien por que la propia persona afectada se encarga de ocultar su propio sufrimiento ( a veces por vergüenza, o el miedo a sentirse rechazado al ser diferente ). Hasta que una acción como las laceraciones de brazos o los intentos de suicidio revelan la problemática, es entonces cuando familiares y amigos se sorprende al averiguar la situación de tanto sufrimiento por la que estaba atravesando la persona. A veces, no es necesario que exista una auténtica depresión para que alguien se suicide o lo intente, de ahí el desconcierto que causa entre los allegados estas reacciones.
Cuando nos sentimos anímicamente bien, en armonía, equilibrados se dice en psicología que estamos eutimicos. La distimia por el contrario es un estado de ánimo crónicamente depresivo que está presente la mayor parte del día de la mayoría de los días durante al menos 2 años, los pacientes así aquejados describen su estado triste o desanimado. En los niños el estado puede ser más bien de irritabilidad más que depresivo y la duración mínima exigida es sólo de 1 año. Es habitual que el psicólogo clínico encuentre a personas en la consulta que acuden por encontrase bajo una depresión mayor, cuando a este trastorno hay un solapamiento de padecer desde hace tiempo una distimia que precede al inicio del trastorno depresivo mayor, de ahí la importancia de una evaluación rigurosa que permita conocer la biografía del paciente, puesto que muchas veces los pacientes mismos llevan ya tanto tiempo aquejados de desánimo y tristeza que necesitan averiguar cuando comenzaron a sentirse realmente mal.

Todo esto sucede por que la  persona se ha habituado a funcionar en su vida encontrándose mal e  “ir tirando” no sabiendo que hacer para poder recuperar la energía y la alegría en general. Pero a veces, acontecen problemas nuevos y es cuando no pudiendo más con su vida- una expresión que suele ser habitual en la consulta- la persona se deprime. Ya esta mal pero ahora se encuentra peor, de ahí que el trabajo en psicoterapia con las persona con estos trastornos de ánimo sea por un lado reconfortante cuando se consigue recuperar a la persona y a la vez duro. Pero en definitiva, aliviar el sufrimiento psicológico y hacer que vuelva a disfrutar, reír y alegrarse en la vida, es algo que me mueve cada día en mi trabajo.


viernes, 30 de agosto de 2013

                         Basura imposible de reciclar


Probablemente si un pobre extraterrestre tuviera la oportunidad de visionar ciertos programas de televisión como son Next y Mujeres y hombres y viceversa, confirmaría que no solamente no existe vida inteligente terrícola, sino que los leves indicios de vida más bien semejan un estado de putrefacción tendente a contaminar el resto del planeta.
La particularidad de estos programas que se emiten en horario de mañana radica en que tanto los chicos como las chicas buscan una cita, y para ello que mejor que salir en la tele y cobrar un dinerito. Pero la perversidad llega hasta el extremo de que ya de antemano se ha perdido toda la espontaneidad y frescura pues se va a lo que se va, “ a pillar”, con lo cuál todo la magia se pierde antes de comenzar. Además de perpetuar y convertir a las personas en meros maniquís que solamente tienen un pobre y soez lenguaje, trasmite los peor de la sociedad. Pero aún hay más en toda esta pornografía sentimental, ya que la mujer entronizada ( pues reciben el calificativo de tronistas en Mujeres y hombres y … ) sentada y con las piernas como deben de estar cruzadas, se le van presentando sucesivos candidatos que estudian- eso dicen- trabajan y además  -por supuesto van al gimnasio- y son guapos- sino no podrían ni acercarse al plató- y visten a la moda en cuanto corte de pelo y vestimenta; vamos un portento de evolución de la especie. La chica- por que no merece el calificativo de mujer- debe de escoger entre aquel chaval que mejor tableta tenga ( los abdominales ) y curriculum, vamos aquel con más porvenir de asegurarte que te paga las copas y con la fuerza suficiente para llevarte las bolsas, que en este programa me enteré que existe el ir de compras como afición, ( y luego dicen que sólo se aprende en los documentales de la 2). El programa no tiene desperdicio y quien no lo vea que se atenga a las consecuencias.
Pero además, esos tronistas  hacen dinero por acudir a ciertos bares de copas y firmar autógrafos a sus seguidores, un acontecimiento que es anunciado como si fuera un auténtico concierto de rock; vamos que la pesadilla continúa. ¿Quizás será que cierta juventud sólo tiene ídolos virtuales , ni siquiera de barro ?
Haciendo tiempo y zapping conocí como no podía ser menos el programa Next, donde los participantes o candidatos a tener una cita con una chica o chico esperan en un autobús y quién escoge quién será su posible candidato va filtrando y despachando con cada uno. En este programa más desenfadado, los premios son: dinero o tener una segunda cita con el chico/a, pero lo verdaderamente interesante radica en las conversaciones que se mantienen dentro del autobús, pues son una medida de cierto tipo de juventud ( aunque evidentemente sesgado por el lugar y momento ), de su lenguaje y sus maneras, un auténtico filón para cualquier estudio de sociología de barrio que se precie.


Lo que ambos exudan es lo más degradante de las relaciones entre hombres y mujeres, donde la falta de respeto, la exageración del culto al físico, la mediocridad, la ausencia de elegancia y la más absoluta falta de cultura. Y sin embargo, la sociedad se alarma por los datos sobre la violencia de género, es como aquel que pretendiendo ahorrar se va todos los días al bingo. 

martes, 20 de agosto de 2013

                        La masculinidad robada


La gran mayoría de madres que acuden con sus hijos ( sean estos niños, preadolescentes o adolescentes) al psicólogo se muestran preocupadas por los comportamientos de los mismos y sus actitudes. Sin embargo, el  problema se encuentra muchas veces en las propias madres que pasan la mayor parte del tiempo con los chicos, y muchas de las cuales apenas tienen una vaga noción de lo que significa ser niño, de cómo piensan, sienten o se comportan. Esto ocurre en parte por que muchas mujeres han crecido sin hermanos y se sienten abrumadas por el comportamiento de los niños, pero también por no comprender su introspección, las actitudes desafiantes, la pasión por el riesgo y su impulsividad, así se les exige que expresen las emociones como sus hermanas, que sean tranquilos como ellas, en definitiva se desea de forma consciente o no, su feminización.
Así pues, la estabilidad emocional de algunos niños se ve afectada por el intento de actuar como lo hace el sexo opuesto.  Esta es una consecuencia de la ideología de género donde las características netamente masculinas resultan, si no rechazadas, por lo menos sospechosas. La falta de una identidad masculina les hace tener poca confianza en sí mismos, así como una autoestima disminuida que los conduce a sentirse frustrados y confusos.
En relación con las niñas se está muy pendientes de los fallos del sistema educativo, del acoso en las escuelas, la falta de estimulacion por parte de los padres, de los roles y estereotipos que la sociedad impone, pero en el caso de los niños, se les echa la culpa a ellos de su fracaso, no a las circunstancias, al modelo educativo o la sociedad en general.
El problema de querer implantar en las escuelas el “ideal femenino” es que la mayor parte de los niños no les va bien por que tienen una forma diferente de aprender, otros ritmos de maduración y otra manera de comportarse y en este ambiente los niños son incomprendidos y minusvalorados además de ser incapaces de desarrollarse tanto en lo académico como en lo personal.
En la pubertad rara vez el niño expresa tristeza, ansiedad o miedo, sino que se mostrará enfadado, agresivo e introspectivo. Ante esta circunstancia los adultos sólo logran llegar a ver a un adolescente que se muestra impertinente y fanfarrón, cuando en realidad en su mundo interno está lleno de miedos, inseguridades y dudas. Esto demuestra una vez más que durante generaciones se ha educado la inteligencia de los niños pero no sus emociones ni su afectividad, por lo tanto para que un niño exprese sus emociones y comparta sus sentimientos es imprescindible poder hacerlo sin criticarlo, sin reírse de él o regañarlo por lo que siente, y por lo tanto en un ambiente en el que se sienta emocionalmente seguro. Si se le escucha con seriedad, se habrá conseguido un primer paso importante y necesario.




domingo, 28 de julio de 2013


                          Más allá de lo metrosexual


Como el siglo XXI ya se encuentra bien avanzado, los gustos varían y a la vez el alejamiento del varón de la naturaleza es cada vez mayor a medida que se acerca o fusiona con la máquina. Viene esto al caso de que cada vez son más los adolescentes y jóvenes que en su proceso de rechazo del vello- pelo- acuden a la depilación como forma de hacer desaparecer de su cuerpo todo rastro de pelo  y así- esto es lo que actualmente sostienen los cánones de belleza actuales- parecer más bellos ( aunque en realidad no sea así ) y gustar más al género femenino o al masculino. El tema, es hacer desaparecer definitivamente todo rastro de pelo. Sin embargo, se sabe que cuando se depila sobre todo con las técnicas de láser que provocan el quemar los poros lo que se provoca precisamente es una pequeña cicatrización y quemadura del poro y donde antes existía pelo-  agradable y velludo que para eso la naturaleza nos dotó de tan maravillosa pelambrera- se está provocando una herida en la piel, pero eso no importa hay que ir a la moda y gustar, que por encima de todo hay que sufrir, pues se sufre. Atrás pero muy atrás en los dichos populares y en el camino queda aquello de que el hombre y el oso cuanto más bello más hermoso. Pero la hermosura ahora en los tiempos que corren está en los cuerpos lampiños, hidratados, desodorizados, descremados, sin ápice de grasas y probablemente sin emociones por que además y  avanzando un poco más en esta cuestión que para nada es baladí, cuando sentimos una fuerte emoción se dice: se nos eriza la piel, es decir se nos ponen los pelos como escarpias, pero si no hay pelo y las emociones cada vez son menores o más propiciadas por los fármacos o drogas que nos queda, pues probablemente eso sentir poco y pensar menos. Bajo el manto terso y suave de la estética que todo lo impregna, el hombre ya sin retorno a su auténtica y maravillosa naturaleza coge el desvío de la moda y así nos va.

Para finales del presente siglo, los sentimientos habrán desaparecido de nuestra conciencia. Esto no quiere decir que dejaremos de sentir, así sin más, sino que pronto nos habremos liberado de estar a merced de las pasiones por obra y gracia de la química, la neurociencia y la “psicología cognitiva”. Esto lo comentaba el escritor Enrique Lynch, y aunque cuesta creer en un individuo sin apasionamientos o experiencias sentimentales parece que todo apunta hacia esa dirección. Mientras, la resistencia está en seguir satisfecho por como la naturaleza nos dotó, pese a nuestras imperfecciones, pero a la vez gozosos de que nuestro vello campe a su libre albedrío por la piel y que en el tiempo estival nos demos cuenta un año más, que ahí está, cumpliendo una tímida pero maravillosa función.

miércoles, 3 de julio de 2013

Una grieta en la experiencia

                          
        
A lo largo de nuestras vidas todos hemos experimentado alguna vez una nítida y repentina sensación de haber vivido antes, en un pasado indefinible, situaciones que nos resultan absolutamente idénticas: como la sensación de haber conocido antes a determinada persona con quien nos encontramos por primera vez, o haber visto antes un lugar en el que nunca hemos estado. Esta impresión repentina de paradójico conocimiento de algo imposible se acompaña de la clara conciencia de que esta percepción actual no corresponde a ningún recuerdo efectivo. Esa sensación de vivir como fragmentos del pasado es, durante breves instantes tan nítida y poderosa que nos llena de desconcierto provocandonos una desorientación temporal. Llamamos a este fenómeno déjà vu y suele ir acompañado de estupor, incluso cierta inquietud e incredulidad.
         El filósofo italiano Remo Bodei en su  ensayo Pirámides del Tiempo.Historias y teorías del déjà vu se embarca en la difícil tarea de pasar revista e indagar en un concepto el déjà vu que siempre ha fascinado a médicos, psicólogos, filósofos y escritores. Todos se han preguntado acerca de esa experiencia del presente que durante un lapso de tiempo se identifica con el pasado- esa “pirámide de tiempo”-.
Este es un libro curioso pues admite ser leído de seguido o bien el ir deteniéndose en sus notas que profundizan en las investigaciones y ramificaciones que tiene dicho término. A lo largo de ocho capítulos no se limita a exponer lo que dicen los diferentes especialistas en el tema, sino que más bien realiza una biografía del término y rastrea el mismo  estableciendo las sutiles conexiones que muchas veces existen entre lo que la literatura- la poesía- expuso sobre esa experiencia tan evanescente y lo que la ciencia alcanza a comprender.
          El autor sostiene que a diferencia de la experiencia onírica, en el déjà vu uno se convierte en víctima de un “sueño al revés” –curiosa apreciación- : mientras en el sueño la alucinación se toma por la realidad, en este último por el contrario se cambia la realidad por la alucinación, por algo que nos cuesta trabajo creer, aunque teniéndolo ante nosotros. Común a uno y a otro es, sin embargo, la aparición de un absurdo evidente o de una  evidencia absurda.
         Remo Bodei mantiene que gracias a esta experiencia es como si se rasgara un velo y tuviésemos la súbita visión de un escenario profundo y enigmático, iluminado por una fuente de luz escondida. O como si además esos estados nos permitieran escuchar el eco de existencias anteriores y advertir tonalidades emotivas de oprimente melancolía, de alegría explosiva o de horror paralizante. Por mucho que tales impresiones ( de las cuales no alcanzamos a  captar el sentido y el límite, pero de cuya relevancia estamos algunas veces íntimamente convencidos ) representen un mera ilusión para el sentido común, un espejismo banal o una burla de la memoria, de hecho han constituido y constituyen un preciso resquicio que-desde el punto de vista científico, poético, histórico y teórico- permite echar una ojeada sobre algunos fenómenos de mayor complejidad y extensión.


Un libro que resulta como un tapiz, pues disparándose en muchas direcciones  nos alumbra y descubre todo un fenómeno que pareciendo ser meramente cotidiano alcanza a reflexionar sobre el tiempo y la metafísica.

martes, 11 de junio de 2013

                         La sabiduría de los diferentes
        

Con el paso del tiempo, he adquirido la sana costumbre de no leer la carátula de la parte posterior de los dvds de cine, con la única pretensión de no ir por delante en el argumento. Y así, una vez más lo hice con la película titulada Séraphine del director Martin Provost de 2.009. Ambientada en Senlis una pequeña población de Francia en 1.913 justo antes del estallido de la llamada Gran Guerra y posteriormente cuando ya hubo una segunda guerra conocida como I Guerra Mundial narra las vicisitudes de una mujer de 42 años que se gana la vida limpiando casas y con el poco tiempo que le queda se dedica a pintar. Un marchante alemán llamado Wilhem Uhde descubre la faceta artística de Séraphine y a partir de ahí se estable una relación bastante especial entre ambos.
         A medida que avanzaba la película me parecía una ficción bien construida, pero  cuál sería mi sorpresa al constatar cuando terminó que en los extras hablan de el Museo Maillol, donde se encuentra gran parte de los cuadros de la pintora  y que todo está basado en una historia real  que abarca desde 1.913 hasta 1.935 pasando por sucesos tan importantes en la historia de Europa y del mundo como la I Guerra Mundial y la crisis de 1.929.
         Siempre me ha parecido interesante los misterios que rodean la creación artística, y esto me remite a lo que decía el escritor Stefan Zweig: “de todos los misterios que encierra el mundo, el de la Creación ha sido desde el principio el más misterioso; por ello todos los pueblos y religiones se han mostrado concordes en asociar el hecho de la Creación con la idea de lo divino”. No en vano la propia Séraphine dice que la inspiró un ángel para poder pintar. Aquí converge el que más bien padecía una psicosis y en su delirio manifiesta la aparición de un ángel que le otorgó ese don. Sin embargo, la película en ningún momento bascula hacia las explicaciones psicológicas, sino que más bien centra su interés en la relación entre ella y el marchante W. Uhde ya que entre otras casas también limpia la del alemán, y es ahí donde Séraphine descubre a Uhde llorando ( Wittgenstein decía que basta un solo día para conocer los horrores del infierno y aún así sobra tiempo ) situación que demuestra la sabiduría de los alienados o “locos” diciéndole a la mañana siguiente : “ sabe señor, cuando estoy muy triste salgo a pasear por el campo y abrazo los árboles, hablo a los pájaros, a las flores y a los insectos y se me pasa”.
En otra interesante conversación Uhde le dice que cree en el alma, y esto es lo que nos hace estar tristes a diferencia de los animales, sin embargo Séraphine discrepa ( podría decirse que mantiene un cierto panteísmo ) manifestando que cuando a una vaca le quitan a su ternero esta se pone triste.
Parafraseando al escritor Michel Houellebecq  ella sabía que el mundo es un sufrimiento desplegado y consiguió articular su sufrimiento a través de una estructura – en su caso la pintura- para así mostrarnos un mundo diferente pero hermoso.


http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=eiyk5pSKUf4

domingo, 26 de mayo de 2013


Una curiosidad insaciable y muy humana



A la memoria de Enrique Vera de la Puente


Para llegar a entender el apasionamiento con el que escribe el neurólogo Oliver Sacks (Londres 1.933), es necesario acudir a las raíces y qué mejor camino para ello que su autobiografía El tío Tungsteno . Recuerdos de un químico precoz . (Anagrama, 2.003). Aunque ésta sólo abarca hasta los 16 años, es más que tiempo suficiente para llegar a comprender cómo se forja en un niño la curiosidad científica.
Su autobiografía da comienzo con la atracción que sobre él ejercieron los metales, verdaderos estímulos discriminativos, cuando sólo contaba con cinco años: “muchos de mis recuerdos infantiles son de metales, desde el principio parecieron ejercer un poder sobre mi...¡ Bronce!. La sola palabra era para mí como una trompeta, pues una batalla iba asociada con el valeroso entrechocar de bronce con bronce, lanzas de bronce contra escudos de bronce, el gran escudo de Aquiles ”.
La pasión, conocimiento y en cierta medida erudición, además de anécdotas e historia familiar que impregna el espíritu del libro, provoca en el lector que avance a lo largo de sus páginas con amenidad y curiosidad al abordar los descubrimientos y avances en el campo de la química; aunque más bien en un principio podrían parecer a cualquier lego algo más bien arduo o árido.
Es a destacar que procediendo de una familia de médicos judíos situados en el Londres de comienzos de la II guerra mundial el pequeño O. Sacks diera sus primeros pasos de acercamiento a la ciencia mostrando un interés especial por los territorios donde se une lo científico y lo romántico, con el paradigmático ejemplo del químico-poeta Humpry Davy del siglo XVIII, pues fue amigo personal de Coleridge, y así mismo Davy consideraba a la ciencia y a la poesía actividades igualmente complementarias y creativas para la exploración de la naturaleza. Este fue descubridor entre otras cosas del óxido nitroso, sustancia con la que más tarde experimentaría el psicólogo y filósofo William James y que describe en “Las variedades de la experiencia religiosa” como la primer experiencia registrada con un alucinógeno.
En El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (Anagrama reedición de 2.005) continúa mostrando el mismo interés, así dice: “ el contraste en rigor entre el médico y el naturalista corresponde a una duplicidad indeleble en mi ( no en vano ha publicado “ Diario en Oaxaca”, National Geografic Society 2.002 donde narra sus experiencias como botánico en México), me siento a la vez médico y naturalista; y me interesa en el mismo grado las enfermedades y las personas, me arrastra por igual lo científico y lo romántico, veo constantemente ambos aspectos de la condición humana, y también en esa condición humana quintaesencial de la enfermedad... los animales contraen enfermedades pero sólo el hombre cae radicalmente enfermo ”.
En sus relatos clínicos incide en la relación entre los procesos fisiológicos y la propia biografía del paciente. Sitúa al ser humano que lucha y se aflige en el centro; su historial clínico es una narración o cuento donde se comprende la relación del paciente con la enfermedad. Son relatos muy ricos en contenido humano (y de ahí gran parte del interés que despierta) en una tradición que se remonta al siglo XIX y más en concreto al neuropsicólogo ruso Luria, pero además lo realmente curioso reside en la forma en la que expone los casos clínicos, con un tono asequible y un acercamiento donde combina a la vez la sabiduría humanista con la sensibilidad clínica.
Del mismo modo que quedamos horrorizados ante los daños que provoca el desarrollo de una enfermedad del sistema nervioso, un trastorno también se puede ver como algo creativo por parte del enfermo que adopta formas de comportamiento distintas a las usuales y que pueden llegar a parecer extravagantes por los mecanismos de adaptación ante la enfermedad.
En la obra “ Un antropólogo en Marte ” (Anagrama 1.997) cita al psicólogo Vygotsky, quien estudió a niños sordos y ciegos y que más que hablar de sus carencias decía: “ si un niño sordo o ciego alcanza el mismo nivel de desarrollo que un niño normal, el que el niño discapacitado lo alcance de otro modo, por otro camino, y de ahí que sea importante conocer la singularidad de ese sendero por el que debe de conducir el niño, transforma lo negativo del defecto en lo positivo de la compensación ”. Todos los relatos son de supervivientes en circunstancias alteradas y que a pesar de todo le tienden una mano a la vida.
En su obra que hoy ya es un clásico Despertares (reeditada en Anagrama 2.005) , de la que Harold Pinter (premio Nóbel de literatura del presente año) realizó una adaptación teatral titulada “ Una especie en Alaska ” en 1.982, y más tarde se llevó a la gran pantalla con la películaDespertares protagonizada por Robin Willimas y Robert de Niro, se aborda el tema de los pacientes supervivientes de la gran epidemia de la enfermedad del sueño o encefalitis letárgica ocurrida hacia 1917-1918 y las reacciones provocadas en los mismos por la aplicación de un nuevo fármaco el L-dopa que, nunca mejor dicho, los despierta (título que tomó de una obra del dramaturgo Ibsen “ Cuando los muertos nos despertamos ”); aunque más tarde vuelvan a su estado anterior. Nuevamente aquí no sólo explica la evolución que tuvieron estos casos tan sumamente extraños, sino que hace hincapié en prestar atención a la totalidad de las necesidades y sentimientos del paciente, siendo insuficiente el considerar la enfermedad como puramente mecánica o química, y teniendo siempre en cuenta la totalidad del ser humano. Consigue construir una visión del ser humano dotado de un brillo donde cada enfermo saca lo mejor de sí mismo, para así restaurar en un difícil equilibrio su salud o cuanto menos, no sufrir tanto y a la vez aprender a convivir con la enfermedad, haciendo de sus vidas verdaderas obras de arte. Es ésta una visión que abarca el punto de vista médico, humano, teórico y emotivo de las inagotables historias de estos Despertares .
En estos Despertares parece ser que la música empleada como musicoterapia también contribuyó a la mejora de los pacientes; así se dice que la misma fue, tras la farmacológica, la mejor medicación para los enfermos, como cuando se ha medido la respuestas electroencefalográficas (EEG) y se ha visto que varían en casos de Parkinson, entonces dice:“Este hombre es un buen pianista y organista, que al momento de empezar a tocar su lado izquierdo pierde su akinesia, su lado derecho pierde sus tics y su corea, encontrándose los dos lados en una unión perfecta. Simultáneamente el EEG patológicamente asimétrico , desaparece dejando ver sólo simetría y normalidad. En un minuto que para de tocar, o que su música interna se detiene, su estado clínico y su EEG abruptamente se descomponen ”. Creo que queda todo dicho con semejante descripción acerca del poder de determinada música en ciertos problemas.
Cabe señalar algún breve apunte que a la vez que autobiográfico engarza con el espíritu de investigador y de hombre auténtico, y es que no hay que olvidar que el padre de O. Sacks era un médico judío a la antigua usanza del médico de familia que conocía los problemas físicos y de otro cariz que acuciaban a las familias que visitaba a domicilio, así pues relata en su autobiografía: “ cuando mi padre a la edad de 90 años comenzó a pensar con cierta reticencia en el retiro, le dijimos, al menos deja de visitar a domicilio. Pero el respondió, seguiré visitando a domicilio y dejaré todo lo demás ”, como así mismo realizó O. Sacks y que se refleja en su obra “Un antropólogo en Marte” a la hora de quitarse la bata e ir a los domicilios de las personas que investigó en su propio entorno.
Aún hoy su pasión de la infancia y la adolescencia por la química sobrevive, pues señala que “ actualmente en las frías y tristes tarde del sábado me arrellano con un grueso volumen de Torpe, el diccionario de química aplicada, uno de los libros favoritos del Tío Tungsteno, lo abro por cualquier parte y leo al azar ”.
Considero que en él sigue viviendo el niño que tuvo por héroe de su niñez al químico –poeta Humphry Davy (qué decir en comparación con los actuales héroes que los jóvenes y adultos tanto elogian y televisan) y que desde entonces continúa haciéndose preguntas (porque realmente eso es lo verdaderamente importante) y que nos las desvela de forma maravillosa y magistral en sus libros.

viernes, 17 de mayo de 2013


                                Del pensar y sus nudos  


Si un ama de casa se para a pensar una y otra vez que comida va a hacer hoy, lo más probable es que se le pase la mañana y que llegada la hora de la comida tendrá que acudir a llamar a algún servicio de comida  preparada, o que la familia baje a comer al bar. Ha quedado atrapada en la hiperreflexión, en una maraña de pensamientos que le ha impedido tomar una decisión y  continuar con la rutina diaria.
Cuando pensamos de más el sistema nervioso se sobrecargar y nos impide el fluir de la actividad diaria atrofiándonos y perdiendo espontaneidad. Así, en un extremo del continuo estaría la impulsividad propia de los niños y saludable para el juego las bromas y aquello que requiere  actos reflejos y en el extremos opuesto estaría la hiperreflexión que es aquella actividad cognitiva ( del pensamiento ) que está presente  en casi todos los trastornos psicológicos, también en la literatura científica se le llama rumiar ( precisamente por volver a pensar una y otra vez sobre los mismo ) y en el medio aproximadamente estaría el reflexionarpensar- como cuando tenemos que sopesar algo de cierta importancia y llegado el momento tomar una decisión y actuar en consecuencia. Así pues la impulsividad y la reflexión son adaptativas, una nos prepara para la interacción en los primeros años de nuestro desarrollo evolutivo, puesto que nos permite interaccionar –jugar-  y conocer cuales son nuestro límites y la reflexión nos permite desarrollar la conciencia, crear, tomar decisiones, aprender de los errores, cultivar nuestro mundo interior, imaginar etc… es una de nuestras herramientas más eficaces y que ha permitido al hombre llegar hasta nuestros días. La hiperreflexión sería la vertiente patológica o excesiva del pensar y que impide desde el disfrute hasta el entorpecimiento del día a día en el funcionamiento de la persona. Así que existe una hiperreflexión “espontánea” del bienestar que impide el verdadero bienestar, así el estar continuamente preocupados ( y ocupado de uno mismo ) por saber si les va bien, hace que les vaya mal las veinticuatro horas del día. Esta actitud deteriora la sencilla despreocupación de vivir y reduce el mundo exterior a un reflejo del estado de ánimo de la persona, es lo que la psicóloga Elisabeth Lucas llama “actitudes vitales fundamentalmente alteradas”. Incluso se sabe que esta actitud exacerba las enfermedades psicosomáticas por provocar una tensión permanente que contribuye a despertar enfermedades latentes. Por lo tanto cuando la persona cae en los estados de hiperreflexión, es necesario el saber orientarlo hacia la actividad que le implique el salir de sí mismo y centrarse en el aquí y el ahora, y no que esté “ pegado” literalmente a su mundo interno, de ahí que la técnica de activación conductual es la más eficaz para abordar estos estados. 
Así pues, el saber hacer del pensamiento algo que fluya, si se me permite decirlo, como el propio “ río de la vida” y no que nuestro mundo “interno” sea un pantano donde quedar subsumido, es una buena opción o una actitud vital saludable de cara a no quedar enfangado y no llegar más que a callejones sin salida.

miércoles, 8 de mayo de 2013


Contra la felicidad. En defensa de la melancolía. Eric G. Wilson.   Editorial Taurus.2.008.
                                
                  Desvelando las esencias del ser humano

En la actualidad los libros de psicología positiva inundan el mercado editorial con múltiples y variadas tesis sobre cómo conseguir ser feliz. Sin embargo, frente a esa tendencia de libros de autoayuda de dudoso contenido científico, a veces emergen auténticos libros como este de Eric G. Wilson que pretende desvelar esa tendencia en la sociedad actual de conseguir la felicidad a toda costa. Previamente a este ensayo el autor ha publicado otros cinco en los que analiza la relación entre literatura y psicología.
En la introducción Wilson se pregunta: “¿a qué viene ese anhelo de expurgar la tristeza de nuestras vidas, especialmente en Estados Unidos, la tierra de los sueños esplendorosos y del éxito arrollador?”  Y a su vez afirma: “temo que el excesivo hincapié que la cultura estadounidense hace en la felicidad a costa de la tristeza sea peligroso, un olvido disparatado de una parte esencial de la vida plena”.
En cambio defiende la dicha (término que prefiere) que emerge después del sufrimiento prolongado, o la serenidad ganada a pulso que surge de una larga meditación sobre las desdichas del mundo. Pero además, deja claro que no pretende investir de romanticismo la depresión clínica, si no más bien que si el ser humano experimenta la melancolía, ésta es parte constitutiva de su esencia y no hay por qué renunciar a ella o medicalizarla.
El primer capítulo, que lleva por título El sueño americano, explica cómo se fue gestando ese sentido optimista y esperanzador americano, tomando como ejemplos el barco Mayflower que en el invierno de 1.620 y llevando como capitán a William Bradford tocó tierra en Cape Cop y lo que después aconteció; y como segundo ejemplo de hombre prudente cita a Benjamín Franklin con su obra El camino de la riqueza de 1.758.
A lo largo de los siguientes capítulos con títulos sugerentes como: el hombre de la pena, melancolía generativa y terrible belleza se desarrolla la tesis central del autor que consiste en desvelar y defender que la melancolía, siendo parte constitutiva del ser humano, es necesaria para que una cultura sea próspera. Es más, tomando ejemplos a lo largo de la historia de la literatura, la música o la pintura vemos que el lado sombrío de la vida se convierte en generador de una fuerza vital necesaria para poder crear.
         A medida que avanzamos en la lectura, vamos comprendiendo que el sufrimiento que experimentaron determinados artistas ha ido configurando sus obras y a la vez éstas han ganado tanto en belleza como en profundidad. De los diferentes artistas que aborda, señalando los variados sufrimientos que atraviesan, destaca el ejemplo de Beethoven quien pese a su melancolía, sus dolencias gástricas y su pérdida de audición - que paradoja más terrible para un músico- llega a afirmar en un momento de su vida que superaría sus diversas limitaciones con la creación de obras inmortales. Le parece imposible dejar el mundo hasta haber expresado todo lo que lleva dentro, y jura soportar su “desdichada” condición para que su talento cristalice. Descubre un estilo que será capaz de expresar las emociones profundas  y es ahí donde surgen obras inmortales como: la Quinta sinfonía, una de las más famosas, la sonata La Tempestad, la Heroica o Tercera sinfonía o el concierto para piano nº 5 Emperador, entre otras muchas.
         Las notas bibliográficas aparecen comentadas y son de agradecer para quienes tienen interés en el tema o pretenden profundizar en el mismo.

        
En definitiva, un libro con un planteamiento riguroso y cultural sobre la melancolía  que es ameno en su lectura y no requiere de conocimientos previos; pero que además realiza un aporte importante al exponer el falso mensaje de la felicidad fácil e indagar en lo que aporta el sentimiento de la melancolía a la cultura y a la vida en general.


viernes, 26 de abril de 2013


                              Emergiendo de las tinieblas

Cuando alguien nos comenta que se encuentra algo “depre” probablemente le restemos importancia y a continuación hablemos de otras cosas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que lo que oímos y vemos en un amigo o familiar puede ser sólo la punta del icerberg de otro problema quizá aún mayor, puesto que tanto se a banalizado el término depresión o la expresión “estoy depre” que muchas veces pasa desapercibido un auténtico trastorno depresivo como si en realidad solo fueran estados pasajeros de desánimo que como su propio nombre indica pasaran por si solos. Así que, sin alarmismo, cuando alguien hace mención de este término y a la vez conocemos de cerca las experiencias por las que ha pasado recientemente, o las pérdidas sufridas, entonces- entendiendo su contexto y su biografía- debemos tomarnos en serio su queja. Por que muchas veces, cuando alguien manifiesta encontrase mal, es más que probable que ya lleve un tiempo sufriendo más de lo debido ( durmiendo mal y con  bajo estado de ánimo, o sin sentir placer por casi ninguna actividad o con otros síntomas, puesto que ninguna depresión cursa igual en todas las personas ) y esto es conveniente tenerlo en cuenta a la hora de poder ayudar. Además de llamar por teléfono- sin que sea excesivo- preocuparse y mostrar afecto e interés por lo que le sucede, esto es necesario pero no suficiente; entonces es cuando hay que acudir a la ayuda del psicólogo clínico ( y con esto no quiero decir que arrimo el ascua a mi sardina ). Pretendo mostrar que los problemas psicológicos, en este caso las auténticas depresiones que no se abordan o tratan en el momento oportuno tienden a cronificarse y a medicalizarse en exceso, con lo que el problema se agrava, perdiendo la persona la confianza en sí misma y prolongando el sufrimiento más de lo necesario. Además, no se tiene por que sentir vergüenza por estar deprimido ya que es algo que le puede ocurrir a casi cualquiera en la vida; basta que varios problemas importantes (lo que los psicólogos llamamos acontecimientos vitales estresantes ) coincidan en poco tiempo, a lo que se suma el que no seamos capaces de reaccionar de la manera más eficaz posible o bien por falta de habilidades o bien por miedos, inseguridades o por evitación y falta de afrontamiento ante las circunstancias en las que nos veremos envueltos.Sin embargo, el superar una depresión conlleva el conocerse mejor, afianzarnos en nuestras fortalezas y además nos resitúa frente a la vida desde otra perspectiva ( valorando más lo bueno y viviendo por y para lo bueno que tiene la vida ) ya que el propio término alude a algo geográfico, como cuando se emerge de las oscuridades o tinieblas de la tierra  y a  modo de un ave fénix nos elevamos sacudiéndonos nuestras cenizas, y a la vez volviéndonos ignífugos frente a las posibles contrariedades del devenir que conlleva el vivir y más si cabe en los tiempos actuales.

martes, 9 de abril de 2013


                            El vuelo del ángel

Cuando una película consigue conmover al espectador con una historia bien narrada donde se manifiesta la belleza a lo largo de todo el metraje, entonces entendemos una vez más por que lo llamamos el séptimo arte.
La directora Jane Champion se embarcó en 1.990 en la dirección del film Un ángel en mi mesa, relato autobiográfico de la novelista, escritora de cuentos y poeta neozelandesa Janet Frame ( 1924-2.004). Perteneciente a una familia humilde, pues el padre era ferroviario y la madre enfermera y posteriormente sirvienta, crece en un ambiente de familia numerosa y ya a temprana edad se comienza a distinguir frente a los demás niños; su aspecto ligeramente gordita y pelirroja y la pasión que muestra por el lenguaje y los libros unido a una cierta timidez es mostrado en la primera parte del film que abarca hasta su éxito literario ya en la juventud. Sin embargo, cuando Janet comienza a trabajar como maestra tiene un intento de suicidio con un bote entero de aspirinas, episodio que narra en una redacción y que llega a leer un profesor – por el cuál ella sentía cierta atracción- a partir de este suceso y como consecuencia de observar que tiene un comportamiento retraído, se le aconseja que descanse una temporada en una casa de reposo, pero es entonces cuando vemos que la tal casa de reposo es en realidad un hospital psiquiátrico en toda regla y donde la estancia en el mismo se convirtieron en ocho años. Fue diagnosticada equivocadamente de esquizofrenia y Janet dice: “ a lo largo de los ocho años siguientes me aplicaron más de doscientos electroshock , cada uno de ellos equivalente al miedo que se siente ante una ejecución “. Además, estuvo a un paso de que la sometieran a una lobotomía librándose de la misma por ganar un premio literario.
Una vez en casa y reestablecida consigue viajar a Europa, a Inglaterra e incluso está una temporada con el dinero de una beca en Ibiza lugar donde conoce a artistas americanos, para posteriormente regresar a Londres donde en un trabajo precario asoman nuevos fantasmas : “ sentía como si todas las amarguras que había conocido empezaran a aflorar a la superficie desde mi interior. Temiendo y desesperando por mi vida necesitaba hallar respuesta a las preguntas que todavía me hacía sobre mí historia. Sabía que la posibilidad del suicidio debía tomarse muy en cuenta, tal posibilidad acudió pronto a mi mente como un atajo a un hecho no consumado. Me admitieron como paciente voluntaria. Finalmente llegaron a la conclusión de que jamás había padecido esquizofrenia. Al principio la verdad parecía más aterradora que la mentira. ¿Cómo podía pedir ayuda cuando no me ocurría nada malo ?" 
Sin embargo, un psiquiatra le aconseja que escriba acerca de las vivencias y todo lo que sufrió en los ocho años de ingreso en el hospital psiquiátrico y de ahí saldrá el libro Rostros en el agua siendo a partir de este momento plenamente reconocida, facilitándole su editor un apartamento para que trabaje lo más cómodamente posible, así como el presentarle a conocidos escritores.
Así pues, ciertos comportamientos en determinados contextos pueden llegar a ser castigados o no tolerados por la comunidad donde se vive, y sin embargo son solamente manifestaciones de ciertas personas que poseen una mayor observación y conciencia de la realidad además de una creatividad acusada. Al final, el que Janet tuviera la suerte de contactar con un profesional de la salud mental que escuchase sus experiencias, y que le recomendase usar sus propias capacidades creativas para plasmar sobre el papel lo que vivió, le ayudó como terapia para poder liberarse de su pasado y seguir avanzando en su faceta artística y personal.


lunes, 25 de marzo de 2013


                               Solventado el encallar

         La mayor parte de las personas que acuden a la consulta de un psicólogo clínico han intentado con sus propios medios solucionar su problema, sin embargo en algunos casos la solución acaba agudizando el problema o bien la solución empleada se constituye ella misma en una nueva dificultad. Es aquí precisamente donde la profesionalidad del clínico debe de  hilar lo suficientemente fino para así desenredar al paciente de la hiperreflexión y el atascamiento donde se encuentra, sacarlo del atolladero y llevarlo terapéuticamente hablando hacia la vida y no hacia una lucha contra los síntomas o una evitación de los mismos. Así si una persona sufre de ansiedad social probablemente está tan excesivamente pendiente (auto-observándose ) y pegada a sus manifestaciones somáticas- taquicardias, sudoración, temblores, en definitiva activación del sistema nervioso autónomo, que ante un encuentro social al considerar que no puede soportar lo que está sintiendo evitará los próximos encuentros sociales, con lo cual la propia evitación refuerza la ansiedad social, limitando la vida de la persona y aunque momentáneamente esté mejor, al no sufrir los molestos síntomas de la ansiedad, se sentirá peor por no poder disfrutar de una vida social activa y deseada.

         El paciente desea relacionarse, pero a la vez teme las relaciones personales por que ya anticipa el angustiarse, así los síntomas producen la fobia y la fobia fija los síntomas con lo cuál el circulo vicioso se crea, pero ¿ cómo es posible salir de aquí ?, un método o técnica realmente eficiente es la intención paradójica que desarrolló el psiquiatra Victor E. Frankl este método establece el enfrentarse totalmente a lo temido ir en su búsqueda, así  en el próximo encuentro social desearé y provocaré a voluntad el ponerme nervioso, con lo cuál si el paciente reúne la fuerza necesaria para desear algo tan temido en principio ( y es ahí donde la pericia del profesional consiste en explicar cómo funciona la ansiedad y a la vez movilizar al paciente para que se exponga a lo temido ) ocurrirá que precisamente no sucederá el ponerme nervioso, puesto que el temor y el deseo se neutralizan mutuamente por inhibición recíproca ya que es imposible desear algo y a la vez temerlo de ahí la intención paradójica que paraliza la angustia ante la expectativa y  por lo tanto los síntomas dejan de presentarse, a partir de entonces se ha conseguido romper el pernicioso circulo vicioso donde se encontraba el paciente, como el síntoma no se presenta, el paciente se muestra más seguro y no espera que nada malo le vaya a ocurrir, así deja de evitar la situación y comienza una nueva etapa en su vida libre del problema.
El arte de aplicar esta técnica tan desconcertantemente sencilla como efectiva es muy importante puesto que hay que encontrar fórmulas paradójicas correctas para cada paciente en particular necesitando mucho tacto. Con anterioridad a la propia aplicación de la técnica  es absolutamente necesario el conseguir que se cree una buena relación terapéutica de confianza, empatía y colaboración como sostiene el psicólogo Irvin Yalom púes esta es la base óptima desde la cuál se genera todo verdadero cambió de conducta y superación de los problemas psicológicos.  

miércoles, 13 de marzo de 2013

Las huellas del juego



A lo largo del desarrollo evolutivo  de las personas el juego constituye una actividad que forma parte de los momentos de diversión, interacción personal y  crecimiento, pues jugando aprendemos a cumplir normas, socializarnos y desarrollar nuestras habilidades. Por lo tanto los momentos lúdicos de la infancia son la preparación para enfrentarse de adulto al juego de la vida ya que como muy bien señalaba el escritor Julio Cortazar la propia vida es un juego, e incluso puede decirse que la depresión es una forma de estar en la vida sin querer participar en ella, por considerar demasiado duras sus reglas de juego, o bien por perder una y otra vez.
 Las nuevas tecnologías de la información NTI han creado nuevas y muy variadas formas de juego, tanto en red como los videojuegos o la wii, donde la realidad virtual hace que pueda crear nuevas identidades, estar jugando varios días seguidos y además con el añadido que juego desde casa. Las particularidades de estos juegos no son como podría pensarse sólo la adicción, sino que implican toda una forma de diversión donde lo que predomina es un estilo de vida donde una vez dominado un videojuego se busca la novedad de otro; hay que tener presente que la industria de los videojuegos genera más ganancias que la industria del cine. Pero además, cabe añadir que las habilidades que fomentan son meramente reflejos y coordinación mano-ojo a lo sumo algunos algo de estrategia pero pocos, puesto que están diseñados para ser dominados tanto por los niños, jóvenes y adultos en un periodo no muy largo de tiempo de ahí que poseen un carácter de obsolescencia y a la vez de moda, además ya se han realizado investigaciones en la universidad de Oviedo en la Unidad del sueño donde se llega a la conclusión que jugar a los videojuegos antes de dormir provoca poca calidad de sueño e incluso insomnio, pues la estimulación de la pantalla a última hora del día en vez de prepararnos para el descanso más bien nos activa. 
En cambio, en los juegos de cartas por poner un ejemplo en el póker es necesario aprender a disimular, mentir, interpretar las expresiones faciales de los contrincantes, memoria y autocontrol, habilidades que son necesarias para la posterior vida adulta y todo ello en un cara a cara como la vida misma real y no virtual. Asi pues el póker como también el ajedrez  ( que merece un estudio pormenorizado aparte, por ser el juego de los juegos ) contribuyen a que desarrollemos más capacidades y además que nos aislemos menos. 
En la actualidad y como estilo de vida del siglo veintiuno es frecuente que en las familias cuando llega la noche el adolescente esté jugando en su habitación, si hay más hermanos igual y los padres quizá la madre viendo una película y el hombre con su portátil quizá también jugando. Juntos bajo el mismo techo pero no compartiendo una misma actividad. Antes bajo la mirada del televisor se compartía ese momento del día, aprendiendo a ceder si no gustaba mucho lo que emitían, hoy donde los gustos están tan fragmentados cada habitación más bien parece el individualismo a la máxima potencia Curioso mundo donde se puede parafrasear el título de la canción de Pink Floyd " bienvenidos al mundo de la máquina ". Solo cabe espera que el formateo de las máquinas no acabe con la poco de humano que queda en el hombre de este siglo tan aséptico, uniforme y frío.

domingo, 10 de febrero de 2013

                              
                                         Vínculos curiosos


En los últimos años, las mascotas son consideradas como miembros de pleno derecho de las familias, tendencia a la que la industria de productos para mascotas se refiere como humanización de las mascotas. Y es que el 70% de los norteamericanos y propietarios d e mascotas permiten que sus animales duerman con ellos en la cama, dos terceras partes compran regalos a sus animales en navidades y el 23% les prepara comida especial, y otro dato aún más curioso es que el 18% los viste para ocasiones especiales. Incluso muchas personas que tienen mascotas creen-y menudas creencias- que a sus mascotas les gusta vestirse; opino que nada puede ser más humillante para un perro que usar ropa, pues ya tiene pelo precisamente para protegerse. 
El antrozoologo - especialista que estudia las relaciones entre personas y animales- y psicólogo Hal Herzog en un interesante y ameno libro "Los amamos, los odiamos y ... los comemos esa relación tan especial con los animales" nos va desmenuzando cómo y por que mantenemos esas relaciones tan emocionales a veces y tan dispares otras con las distintas especies animales. 
Así hasta poco después de la II Guerra Mundial muchos animales de los hogares vivían de las sobras de las mesas y casi nunca eran llevados al veterinario, sin embargo esto ha cambiado tanto que muchos perros, gatos o pájaros viven considerablemente mejor que muchos inmigrantes incluso hay perros que viven como personas con sus derechos , ropa, paseos, peluquería y personas que viven como los perros de antes, porque se hace de negocio de todo y con todo.
Así, en este ensayo, se explica incluso el porque determinadas razas de perros se ponen de moda durante un tiempo  para posteriormente decaer el interés por esa raza, un fenómeno que aquí vemos en la actualidad con los especialmente hermosos  golden retriver. 
Incluso hay investigaciones suficientemente sólidas para poder confirmar que la presencia de un animal en la vida de una persona realmente mejora su funcionamiento cardiovascular en periodos de tiempo prolongados.
Analiza incluso las peleas de gallos y todo lo que las rodea, así como la relación que mantenemos con la carne, un libro que no dejará indiferente a quien pretenda profundizar en las motivaciones, emociones y razones que nos llevan a comportarnos de uno u otro modo con las distintas especies animales con las que convivimos y es que hay que tener en cuenta que el ser humano es el único animal que convive con miembros de otras especies durante largos periodos de tiempo por puro placer... por algo será.

miércoles, 30 de enero de 2013


                       Los poros de la digitalización

La barra de un bar constituye una excelente atalaya para observar los comportamientos sociales y las relaciones que mantenemos con las nuevas tecnologías. Así pues, es bastante frecuente, que en una mesa donde se encuentra tres o cuatro personas sentadas en plena conversación ( sean hombres o mujeres ) y en el instante que comienza a sonar un móvil,  acto seguido simultáneamente se podría decir, el resto de los amigos o conocidos aprovecha para consultar su teléfono y enviar mensajes, o wasaps, o incluso hacer una llamada. La conversación que mantenían se ha roto y a su vez estos se ponen en contacto con otras personas que probablemente se encuentran en situaciones sociales similares, es decir en presencia física de otras personas hablando con ellas pero que ahora se ponen al aparato. Es como si todos quisiéramos hablar con todos o estar en permanente contacto, pero la verdad con poco tacto.
Una situación similar es la que acontece cuando en una cafetería las personas están chateando con otras que están en la misma ciudad y se pasan ahí horas, cuando podían haber quedado realmente y no virtualmente, aunque quizás esto compromete más y lo que para unos es la frescura del contacto cara a cara, para otros se convierte en un inconveniente y además en la virtualidad es más fácil mentir y se necesitan pocas o casi ninguna habilidad social, es decir que se refuerza comportamientos asociales en quién ya de por sí es poco sociable, mientras que en el contacto cara a cara lo que se refuerzan son las relaciones prosociales.
Sin embargo, también es necesario indicar las innumerables ventajas que presentan las nuevas tecnologías como el hecho de poder hablar a la vez que estamos viendo a la persona en la pantalla, algo que mostraban las películas de ciencia-ficción y nos parecía ya el no va más del avance tecnológico, como dice una canción  “ el futuro ya está aquí “, pero menudo futuro cabría añadir.
La intromisión de los móviles ha creado que se realicen anuncios en el cine con bastante creatividad e ironía como el último en el que un actor emula a A. Hitchcock recordándonos que por favor apaguemos el móvil pues va a dar comienzo la película, sin embargo es habitual que a lo largo de la hora y media o dos horas de metraje se oiga algún móvil, o que alguien esté enviando mensajes o wasaps a otros que quizá está en otra sala en el mismo cine pues a veces la situación alcanza cotas de esquizofrenia. Los teatros y los conciertos también suelen dar avisos pero la situación se repite y lo curioso es que antes a uno mismo le sorprendía pero ahora ni siquiera. Y  ¿quién no ha tenido un viaje en autobús o tren donde el compañero de asiento se pone a hablar  si ningún pudor y se le escucha toda la conversación y además esta suele ser larga ?.
Todas estas situaciones que señalo me recuerdan una viñeta que ví hace años en un libro del psicólogo K. Gregen titulado El yo saturado donde una persona se encuentra en su sala de estar contemplando en la televisión como llueve y mientras podemos ver como a través de la ventana de la habitación – por lo tanto en la calle- está lloviendo. Es probable que a la virtualidad se le preste más atención que a la realidad como decía Ortega y Gasset en La rebelión de las masas “los escaparates mandan”  por lo tanto parafraseando esto mismo se podría llegar a decir que la virtualidad manda y probablemente convirtiendo a mucha generaciones de jóvenes  que crecen en plena era digital en meros microsiervos.
Estamos en permanente comunicación unos con otros pero como muy bien sostenía el psiquiatra R.D. Laing: “existe mucha comunicación sin comunión y esta es la norma “.
O bien es que la situación se ha neurotizado tanto que las personas no saben estar a solas y en esa huída hacia adelante hay una búsqueda de estar permanente hablando, cuando en realidad pocas novedades o cosas relevantes se pueden expresar estando continuamente en línea.
Sin embargo, y sin que medie ninguna tecnología intermedia todavía quedan los encuentros casuales en plena calle y la charla espontánea con el camarero/a  mientras constatamos una vez más que hemos dejado olvidado el móvil en casa,  y que quizá ese gesto de resistencia tal vez inconsciente nos permite disfrutar más del momento.

lunes, 21 de enero de 2013

Las vacaciones del esfuerzo

Uno de los valores que se encuentra en las más bajas cotas de popularidad entre preadolescentes y adolescentes es el del esfuerzo. La queja más frecuente por parte de padres, maestros, profesorado y psicólogos que trabajan con adolescentes es la gran dificultad en conseguir de ellos que sean capaces de desarrollar cierta capacidad de esfuerzo mínima tanto en lo académico  ( de ahí que la ley del mínimo esfuerzo sea la tónica dominante ), como ante actividades extraescolares . Esta actitud de hacer lo mínimo ocasiona problemas en la rutina diaria  de las familias, donde es difícil  que el adolescente adquiera ciertas responsabilidades. Podría decirse que es una edad difícil, o argumentarse otras razones, pero en mi opinión existen una serie de variables que en combinación contribuyen a que se vayan gestando un futuro ni-ni ( aquel que ni estudia ni trabaja y del cuál ya existen estudios sociológicos al respecto ) o con el tiempo un adultescente. Existe un factor de bastante peso: el darle todo lo que pide el hijo sin que se esfuerce en conseguirlo,  (así no aprenden a valorar lo que tienen); el no castigar - aquí pesa mucho el miedo por parte de padres a traumatizar al niño-, el no exiguirle que colabore en casa como una actividad necesaria y útil para el buen funcionamiento del hogar, pero además no sólo cabría echar la culpa a los padres- como dice F. Savater un hijo educalo o sino padecelo - sino que el entorno tanto de los medios de comunicación, como la sociedad de consumo donde nos movemos, todos transmiten la creencia de que llegando a ser famoso y/o guapo/a - y para eso no se requiere mucho esfuerzo, más bien suerte- todas las puertas de la felicidad se abren. Así pues, la frustración está servida y como tampoco se educa par tolerar la frustración el resultado es personas en el futuro abocadas a entender la vida como algo fácil y divertido que no requiere ni esfuerzo, ni tesón, y que ante las mínimas contrariedades se derrumban. Unido a esto se encuentra la dificultad para aplazar la recompensa, existe la letra de una canción de un grupo de rock que dice: lo quiero todo, lo quiero ahora, lo quiero ya... que muy bien resume el como se puede llegar a entender la vida como un inmenso parque de atracciones donde la tarjeta de crédito que me regalaron mi padres no tiene límite de crédito.
Muy lejos queda ya y como un ejemplo de contraste Jack Daniel que con 13 años según algunos biógrafos o más bien 16 según otros, se hizo cargo del negocio familiar de whisky que heredó de su padre, o como ejemplo más próximo el de cualquier niño/a gitano  que conocen bien  el puesto de vendedor ambulante de su familia y sabe regatear con el comprador con toda la habilidad y naturalidad de un adulto. Pero estos dos ejemplos no son modelos que aparecen en la series de consumo adolescente.

martes, 8 de enero de 2013

Escuchando los abismos del alma

 " Todo lo que pasa en la psiquiatría es un reflejo de la estructura sociopolítica y económica de nuestra sociedad, donde la camaradería, la solidaridad, el compañerísmo, la comunión son casi imposibles ". Así de contundente se expresa el psiquiatra R. D. Laing (1.927-1.989 ) en su libro Razón, demencia y locura.La formación de un psiquiatra que abarca desde el comienzo de su vida en 1.927 hasta el año 1.957.  Asociado al movimiento antipsiquiatrico rechazó este epíteto y aclara que dicho término fue acuñado más bien por el psiquiatra David Cooper quien sostenía que la psiquiatría era represora y en cambio debería ser la ciencia y el arte de la curación mental.
En la introducción de estas interesantes memorias, Laing sostiene que su pretensión era reaccionar frente al sufrimiento que padecían los pacientes de forma totalmente distinta a la habitual. Así que cuando comenzó a tratar profesionalmente a pacientes psicóticos descubrió alarmado que podía comprender sus puntos de vista demasiado bien, así pues " tendría que mostrarme muy cauto si no quería arruinar mi carrera ".
Dentro de las múltiples y variadas anécdotas que se señalan, merece la pena entresacar algunas no por la singularidad de las mismas , sino más bien por ser un reflejo de hacia donde quería encaminar y aunar sus esfuerzos este gran profesional. Así comenta que: " trabajando en el hospital psiquiatrico del ejercito una noche cuando estaba haciendo la última inspección de la sala, me sorprendieron los desvarios de un maníaco, procedentes de la celda de aislamiento. Ordené que le pusieran una inyección si no rezaba el pico inmediatamente. Hice que abrieran la puerta, entré y me senté a escuchar un poco más antes de que tuvieran que calmarle con una inyección. Se tranquilizó. Me quedé media hora más o menos. No necesitó ninguna inyección. Durante las noches siguientes me fuí quedando un poco más hasta que prácticamente acabé instalándome toda la noche en la celda de aislamiento. Extrañamente, me sentía allí como en casa, tumbado en el suelo. Era la primera vez que me encontraba realmente relajado, sosegado, en compañía de un paciente como éste sin molestarme en intentar darle sentido, ni diagnosticar su psicopatología, ni en interpretarla, ni en tratar de inferir, como síntoma neurológico, cuál podía ser el desorden relativo al sistema nervioso central ".
Así pues, comenzó a poner en duda su propia cordura por que sospechaba que tanto la insulina como los electroschoks, por no mencionar la lobotomía y todo lo que rodeaba los métodos de la unidad de psiquiatría , eran  formas de destrozar a las personas, de enloquecerlas si no lo estaban antes, y de volverlas más locas si ya lo estaban.
A las conclusiones que llega es que la perturbación de una persona con un trastorno mental extremo parecen estar vinculadas a su relación con otros seres humanos. De hecho, de lo que más suele quejarse la mayoría de la gente es de su relación con los demás, tanto es así que incidiendo en este punto desarrolló en el Kingsey Hall  de Londres en 1.956 un pionero trabajo donde pacientes y terapeutas vivían juntos rompiendo la brecha que separa el mundo aislado del enfermo mental con el del profesional, algo tan inusual y avanzado para aquella época que marcó un antes y después en la psiquiatría. Y además se percató y así lo subrayó que todas las crisis , angustias y catástrofes que tan a menudo convierten a las personas en pacientes psiquiátricos de una institución mental, todas siguen produciéndose fuera de estas instituciones.
Pretendió entender la locura y el proceso de volverse loco desde una prespectiva existencialista y ademas exponerlo de una forma sencilla y clara y así lo escribió en su obra más importante El yo dividido de 1.960 obra que bien merece comentarse, pero eso será en otra ocasión.