viernes, 26 de abril de 2013


                              Emergiendo de las tinieblas

Cuando alguien nos comenta que se encuentra algo “depre” probablemente le restemos importancia y a continuación hablemos de otras cosas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que lo que oímos y vemos en un amigo o familiar puede ser sólo la punta del icerberg de otro problema quizá aún mayor, puesto que tanto se a banalizado el término depresión o la expresión “estoy depre” que muchas veces pasa desapercibido un auténtico trastorno depresivo como si en realidad solo fueran estados pasajeros de desánimo que como su propio nombre indica pasaran por si solos. Así que, sin alarmismo, cuando alguien hace mención de este término y a la vez conocemos de cerca las experiencias por las que ha pasado recientemente, o las pérdidas sufridas, entonces- entendiendo su contexto y su biografía- debemos tomarnos en serio su queja. Por que muchas veces, cuando alguien manifiesta encontrase mal, es más que probable que ya lleve un tiempo sufriendo más de lo debido ( durmiendo mal y con  bajo estado de ánimo, o sin sentir placer por casi ninguna actividad o con otros síntomas, puesto que ninguna depresión cursa igual en todas las personas ) y esto es conveniente tenerlo en cuenta a la hora de poder ayudar. Además de llamar por teléfono- sin que sea excesivo- preocuparse y mostrar afecto e interés por lo que le sucede, esto es necesario pero no suficiente; entonces es cuando hay que acudir a la ayuda del psicólogo clínico ( y con esto no quiero decir que arrimo el ascua a mi sardina ). Pretendo mostrar que los problemas psicológicos, en este caso las auténticas depresiones que no se abordan o tratan en el momento oportuno tienden a cronificarse y a medicalizarse en exceso, con lo que el problema se agrava, perdiendo la persona la confianza en sí misma y prolongando el sufrimiento más de lo necesario. Además, no se tiene por que sentir vergüenza por estar deprimido ya que es algo que le puede ocurrir a casi cualquiera en la vida; basta que varios problemas importantes (lo que los psicólogos llamamos acontecimientos vitales estresantes ) coincidan en poco tiempo, a lo que se suma el que no seamos capaces de reaccionar de la manera más eficaz posible o bien por falta de habilidades o bien por miedos, inseguridades o por evitación y falta de afrontamiento ante las circunstancias en las que nos veremos envueltos.Sin embargo, el superar una depresión conlleva el conocerse mejor, afianzarnos en nuestras fortalezas y además nos resitúa frente a la vida desde otra perspectiva ( valorando más lo bueno y viviendo por y para lo bueno que tiene la vida ) ya que el propio término alude a algo geográfico, como cuando se emerge de las oscuridades o tinieblas de la tierra  y a  modo de un ave fénix nos elevamos sacudiéndonos nuestras cenizas, y a la vez volviéndonos ignífugos frente a las posibles contrariedades del devenir que conlleva el vivir y más si cabe en los tiempos actuales.

martes, 9 de abril de 2013


                            El vuelo del ángel

Cuando una película consigue conmover al espectador con una historia bien narrada donde se manifiesta la belleza a lo largo de todo el metraje, entonces entendemos una vez más por que lo llamamos el séptimo arte.
La directora Jane Champion se embarcó en 1.990 en la dirección del film Un ángel en mi mesa, relato autobiográfico de la novelista, escritora de cuentos y poeta neozelandesa Janet Frame ( 1924-2.004). Perteneciente a una familia humilde, pues el padre era ferroviario y la madre enfermera y posteriormente sirvienta, crece en un ambiente de familia numerosa y ya a temprana edad se comienza a distinguir frente a los demás niños; su aspecto ligeramente gordita y pelirroja y la pasión que muestra por el lenguaje y los libros unido a una cierta timidez es mostrado en la primera parte del film que abarca hasta su éxito literario ya en la juventud. Sin embargo, cuando Janet comienza a trabajar como maestra tiene un intento de suicidio con un bote entero de aspirinas, episodio que narra en una redacción y que llega a leer un profesor – por el cuál ella sentía cierta atracción- a partir de este suceso y como consecuencia de observar que tiene un comportamiento retraído, se le aconseja que descanse una temporada en una casa de reposo, pero es entonces cuando vemos que la tal casa de reposo es en realidad un hospital psiquiátrico en toda regla y donde la estancia en el mismo se convirtieron en ocho años. Fue diagnosticada equivocadamente de esquizofrenia y Janet dice: “ a lo largo de los ocho años siguientes me aplicaron más de doscientos electroshock , cada uno de ellos equivalente al miedo que se siente ante una ejecución “. Además, estuvo a un paso de que la sometieran a una lobotomía librándose de la misma por ganar un premio literario.
Una vez en casa y reestablecida consigue viajar a Europa, a Inglaterra e incluso está una temporada con el dinero de una beca en Ibiza lugar donde conoce a artistas americanos, para posteriormente regresar a Londres donde en un trabajo precario asoman nuevos fantasmas : “ sentía como si todas las amarguras que había conocido empezaran a aflorar a la superficie desde mi interior. Temiendo y desesperando por mi vida necesitaba hallar respuesta a las preguntas que todavía me hacía sobre mí historia. Sabía que la posibilidad del suicidio debía tomarse muy en cuenta, tal posibilidad acudió pronto a mi mente como un atajo a un hecho no consumado. Me admitieron como paciente voluntaria. Finalmente llegaron a la conclusión de que jamás había padecido esquizofrenia. Al principio la verdad parecía más aterradora que la mentira. ¿Cómo podía pedir ayuda cuando no me ocurría nada malo ?" 
Sin embargo, un psiquiatra le aconseja que escriba acerca de las vivencias y todo lo que sufrió en los ocho años de ingreso en el hospital psiquiátrico y de ahí saldrá el libro Rostros en el agua siendo a partir de este momento plenamente reconocida, facilitándole su editor un apartamento para que trabaje lo más cómodamente posible, así como el presentarle a conocidos escritores.
Así pues, ciertos comportamientos en determinados contextos pueden llegar a ser castigados o no tolerados por la comunidad donde se vive, y sin embargo son solamente manifestaciones de ciertas personas que poseen una mayor observación y conciencia de la realidad además de una creatividad acusada. Al final, el que Janet tuviera la suerte de contactar con un profesional de la salud mental que escuchase sus experiencias, y que le recomendase usar sus propias capacidades creativas para plasmar sobre el papel lo que vivió, le ayudó como terapia para poder liberarse de su pasado y seguir avanzando en su faceta artística y personal.