viernes, 17 de diciembre de 2010

La cordura del que habla solo

En el trabajo que desempeño como psicólogo clínico, algunos pacientes con los que realizo psicoterapia comentan que hablan solos y que sus parejas o familiares les etiquetan como locos o cuento menos con costumbres un tanto raras. Sin embargo, el hablar solo, es algo que muchas personas hacen y que incluso vemos por la calle, no siendo esto sintomático de ningún trastorno psicológico. Aunque conviene aclarar que no es lo mismo hablar a solas en alto, es decir con uno mismo, a que lo que se diga sea totalmente incoherente, se crea en ello y por lo tanto forme parte de un delirio en toda regla. Pensar en alto es algo tan frecuente que tanto la literatura como el cine se encargan de reflejar. Así el polémico y gran critico literario Harold Bloom en su obra El canón occidental dice que Shakespeare: "inventa la descripción del cambio interior basándose en la facultad de los personajes de oírse casualmente a sí mismos". Así lo vamos viendo a lo largo de la obra Hamlet, que continuamente habla sólo para así poder soportar el dolor de la pérdida de su padre. En la película Naúfrago, el actor Tom Hanks interpreta a un naúfrago del siglo XXI que sobrevive a un accidente de avión y tiene que pasar varios años en la soledad de una isla desierta. Para poder afrontar semejante situación, utiliza un simple coco al que le dibuja una serie de rasgos humanos y hacia él se dirige en un permanente diálogo, utilizándolo como amigo e interlocutor, pero incluso sin Wilson se habla continuamente a sí mismo, máxime cuando se tiene que extraer una muela, ejemplo supremo de que el dolor lo soportamos peor a solas. Sus temores, sus pesares e incluso cuando proyecta la idea de escapar de la isla son dirigidos hacia ese objeto-amigo, e incluso existe un momento a lo largo de la película en que casi pierde a su coco-interlocutor y se desespera. Este es un ejemplo muy gráfico y elocuente de que permanentemente estamos hablándonos a nosotros mismos, y que cuando lo realizamos en voz alta, es una forma más que tenemos los seres humanos de comunicarnos, más allá de los prejuicios y etiquetas de todo tipo que se vierten sobre los que tienen el hábito o costumbre de hablar solos.
El niño, en su desarrollo evolutivo, cuando está jugando habla en alto y esto es necesario para poder adquirir otras nuevas habilidades, y es que el lenguaje nos conforma y nos forma de tal manera que muchas veces es necesario hablar alto y claro, a veces con la finalidad de poder entenderse entre tanto ruido y caos que nos rodea; y así aunque existen familiares de pacientes que sostienen que la locura no tiene cura y si la tiene poco dura, como dice el refrán, más bien sostengo que hoy en día cualquier conducta que se salga un poco de lo habitual o lo normativo es tachada de patológica o etiquetada y diagnosticada como problema psicológico cuando más bien cabe decir, que a veces, es necesario hablar con uno mismo, o bien por que no nos escuchan, o por que es absolutamente necesario para no volverse realmente loco ante tanto sinsentido como el que estamos viviendo en la actualidad.

4 comentarios:

  1. Si pensar es hablar con uno mismo, y uno nunca es uno sino unos cuantos, no parece que hablar solo sea malo sino por el contrario, imprescindible. Y pensar en voz alta tiene la ventaja de que a menudo oir como suenan las palabras nos dice mucho acerca de la validez del pensamiento.

    Por lo demás, después de leer esta entrada, yo particularmente me quedado mucho más tranquilo.

    Salud, compañero.

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  2. Yo siempre pensé que hablar solo por la calle venía a ser como una traición del diálogo interno.
    Ahora hablo menos, pero gesticulo o asiento con la cabeza ante un pensamiento vivo que a veces se me escapa de la mente. Resulta que me he pasado del lenguaje verbal al gestual, lo que no me causa el mas mínimo inconveniente, ni al contrario.

    Salud y un abrazo !

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  3. Gijón. Seis de la tarde y diez grados de temperatura. El pelirrojo de los calzoncillos rojos se mete en la playa de San Lorenzo rodeado de todo tipo de amigos gestuales que yo atribuyo al frio. Al salir de su baño me doy cuenta de que habla continuamente sólo o tal vez no, porque incluso comparte su ropa...
    Al regresar a Oviedo tropiezo con Manolito y sus monólogos a los que le contesta una anciana airada que también termina hablando sóla.
    Una vez en casa escucho a la vecina de patio cantar a voz en grito mientras tiende la ropa. Deduzco que han venido sus nietos.
    Me doy cuenta de lo saludable que es dejar salir a pasear de vez en cuando a nuestros pensamientos y acabo escuchándome a mi misma.
    Que tire la primera piedra el que no haya hablado sólo ni una vez en su vida. Realmente no creo que haya nadie que se atreva a declarar tan abiertamente lo aburrido que es.

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  4. Hay otra forma de expresión que tampoco es comprendida por el sorprendido paseante ocasional con el que me cruzo, y es que suelo hablar con mi perra, quién generalmente me mira con complicidad, ahora está rompiendo a hablar a su modo, seguro que entonces nuestras conversaciones serán mas fluidas, y es que en ocasiones es suficiente con sentirse escuchado, verdad ¿?

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