martes, 27 de enero de 2015

                        Desde la noche boreal


Siento verdadera predilección por lo escritores que son capaces de mezclar a partes iguales el relato de aventuras y el humor, para hablar de temas sociales como la hipocresía o la locura. Arto Paasilinna es un escritor finlandes nacido en 1.942, que antes de decantarse por escribir narrativa trabajó de guardabosques, como periodista y que hizo poesía. En su país natal Finlandia es un autor de culto, y sus libros cuentan con una tirada de más de cien mil ejemplares. Con un título tan elocuente como mágico El molinero aullador, editado por anagrama en el 2.004, narra las peripecias de la llegada a un pequeño pueblo de Finlandia allá por los años 50 (presentado como telón de fondo la guerra de Corea ) de un curioso personaje que viene del sur- es lo único que llegamos a saber- que decide comprar un viejo molino abandonado y que ante las risas y burlas de los vecinos asistimos a la restauración del mismo por parte de Gunnar Huttunen como se llama el molinero, que lo tildan de loco. Pronto el comportamiento de Huttunen causa sorpresa y cierta preocupación, puesto que en determinadas noches en las que se encuentra con buen ánimo consigue realizar imitaciones de animales y sus sonidos llegando a animar a los vecinos con su espectáculo circense, pero cuando cae abatido por la tristeza más profunda el molinero aúlla manteniendo a todo el pueblo despierto y provocando los ladridos y aullidos de los perros del lugar y de los alrededores. A consecuencia de los disturbios que ocasionan estos aullidos y aconsejado por la dulce y adorable Sanelma Kayramo la asesora agrícola, logra convencerlo para que visite al médico del pueblo. Este no escucha al molinero y solo está interesado en hablarle de las ultimas veces que salió de caza y de como se le escapó un oso, así que el molinero sale de la casa del médico con unas pastillas para utilizar cuando se sienta triste como alternativa a usar el aullido, pero al tomarlas sólo consigue que el pobre Huttunen caiga en un estado de euforia que le lleva a entrar en todas las casas del pueblo, a no poder estarse quieto y sentir una imperiosa necesidad de hacer algo con tanta energía. Inevitablemente esto provoca el que lo crean más loco de lo que ya lo creían con anterioridad, y ante tal situación lo ingresan en un manicomio. 
Cuando el molinero se encuentra en el manicomio dice: “ un hombre podía volverse loco si no conseguía salir pronto de aquel lugar” y así es la descripción del manicomio que resulta ser un lugar horrible, a lo que conviene añadir las entrevistas con el psiquiatra que muestran la verdadera locura del profesional más ocupado y preocupado en diagnosticar y etiquetar a Huttunen diciendo que padece una psicosis de guerra, ( pues según parece combatió en la II guerra mundial) , que en ayudarlo. Pero las peripecias no hacen más que aumentar y escapará del manicomio y volverá al pueblo, y con él el aullido resurgirá.
La locura real de la sociedad está bien radiografiada al mostrar que los supuestamente normales fingen estar tullidos, viven pensando en seguir enriqueciéndose a costa de que la guerra de Corea continúe ya que siguen exportando madera, y un sinfín de miserias sirven de engrase en el funcionamiento del pueblo.
Mientras, el supuesto loco se permite frases del tipo: “ no me fío de los bancos en los que sin un rifle no le permiten a uno retirar su propio dinero”. 
Y así, se convierte en un molinero sin molino, perseguido y obligado a ser un ermitaño. “ Por las noches Huttunen se despertaba para contemplar las estrellas en el pálido cielo del verano y empezaba a canturrear, su voz pronto se convertía en un apagado quejido que iba creciendo hasta componer un desgarrador aullido, como los de antes, y la boca del ermitaño emitía un incontenible  grito salvaje. Aquello conseguía calmarlo. Cuando aullaba dejaba de sentirse solo; escuchaba su propia voz como ajena, puesto que era un voz animal”.
Entre persecuciones, aullidos y demás trascurre la acción de este rebelde ecologista maniaco-depresivo que con su curioso aullido pretende zarandear las conciencias de una comunidad que vive en su locura diaria.

Una fábula sin desperdicio, con crítica social y acidez para así desvelar los resortes que mantiene las sociedades y sus enormes contradicciones. En definitiva un autor que no deja indiferente y a tener en cuenta.

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