lunes, 12 de mayo de 2014

                            La estela de una caída


A veces, cuando uno está viendo una película que resulta interesante por el tema que aborda y la forma de tratarlo, te resulta inevitable pensar en el libro en el que estará basado; y así, después de mucho tiempo de haber visto Días sin huella de Billy Wilder del año 1945 que fue traducida como Un fin de semana perdido, uno se encuentra con una reedición de la novela de un  tal Charles Jackson. En ella se aborda el alcoholismo de un escritor en el Nueva York de los años 30 cuando se bebía whisky de centeno. Así pues, a medida que iba leyendo la novela entendía por que era tan autobiográfica ( el propio Jackson sufrió varias adicciones ), ya que describe toda la fenomenología del alcohólico con una crudeza y viveza que la narración a veces más bien semeja el diario de un auténtico descenso a los infiernos de la adicción. Me resultó sumamente curioso lo bien que está descrita la eterna lucha entre mantenerse sobrio unas horas y así poder ponerse a escribir, las mentiras, el llegar a robar y una vez cogido la vergüenza por la que pasa, así como cuando dice que: “estaba bebiendo y se apoderó de él un ataque de aburrimiento, de tedio tan pasmoso que apenas pudo mantenerse en pie”. Se habla de remordimientos, de cómo estuvo en terapia con un psiquiatra que no acabó de entender el por qué bebía, y se habla en definitiva de una vida que bordea abismos de locura y además de cómo pasa las interminables horas un alcohólico: “ murió mil muertes. Mucho peor que mil, era una sola muerte extendida en infinita tortura, una muerte que no moría. Morías y seguías muriendo”. O cuando se afirma que un trago es demasiado y cien demasiado poco. Pero el clímax de esta novela, ( que debería ser leída por todo profesional de la salud mental que se precie), llega en una descripción de lo que es un delirum tremens del protagonista Don Birnam, donde uno comprende una vez que escucha a algún paciente que lo ha sufrido, que esta experiencia sirve como telón de fondo de a donde es posible llegar, a unos confines de un horror que muchas veces sirven para que el alcohólico se mantenga sobrio.
Pero en esta novela no sólo hay sufrimiento, sino que también hay acertadas reflexiones sobre la vida. Además, hay que tener en cuenta que el autor Charles Jackson (1903-1968) con esta novela se consagró ya que fue un best seller de culto y que con ella Billy Wilder ganó un oscar.


2 comentarios:

  1. Parece tan interesante la novela como la vida del propio escritor que vivió en carne propia la experiencia del alcoholismo y por eso tan buena porque sabe de lo que habla.

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  2. Muchas gracias por el comentario. Sí, además en la novela también se habla de homosexualidad y parece ser que tuvo otras- varias- adicciones- vamos un personaje. Billy Wilder empezó a leer la novela en un viaje de tren casualmente y mira tu lo que salió.

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